Posible «proceso de conversaciones» tras cita de Maduro y Obama

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (i), junto al de Uruguay, Tabaré Vásquez (2i), la presidenta de Argentina, Cristina Fernández (c), y el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro (d, arriba), se preparan para la foto oficial hoy, sábado 11 de abril de 2015, durante la VII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de las Américas que se celebrará en la Ciudad de Panamá. EFE/Alejandro Ernesto

El progresivo deterioro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos apunta a revertir su tendencia tras la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, donde los presidentes Barack Obama y Nicolás Maduro sostuvieron el sábado una reunión informal.

Según Maduro, fue un encuentro fortuito en el marco de la Cumbre de las Américas que abrió puertas a «la posibilidad de ir a un proceso de conversaciones» ante una relación que va de mal en peor.

La tensión aumentó el pasado 9 de marzo, cuando Obama emitió un decreto en el que se considera a Venezuela una «amenaza extraordinaria e inusual» para la seguridad estadounidense, ante lo cual el Gobierno de Maduro advirtió de una eventual intervención estadounidense.

La medida de EE.UU. cosechó, además, el rechazo de organismos regionales, algo que Obama escuchó en el desarrollo de la Cumbre en Panamá de boca de sus colegas del continente.

Según Maduro, ese decreto fue «rechazado con vehemencia en inglés, francés, portugués y español» en la cita continental, que tuvo lugar el viernes y sábado.

Ello, pese a que Obama dijo poco antes de ir a Panamá que en realidad Venezuela «no es una amenaza para EE.UU.» y envió a Caracas con ese mensaje al consejero del Departamento de Estado Thomas Shannon.

«Yo le he dicho a este enviado: tengo fe de que vamos a lograr una nueva era, tengo fe de que esta Cumbre de las Américas ya representa otro mundo», sostuvo Maduro el jueves, antes de viajar a Panamá, al confirmar que se había reunido con Shannon.

«Lo primero que tienen que hacer» en EE.UU. es derogar ese decreto y «desmontar la maquinaria de guerra» que tiene en su embajada y desde donde «se dirige una guerra económica», indicó.

Maduro ha dicho que en los próximos días informará en detalle lo que le dijo a Obama en Panamá en lo que fue, evaluó, un encuentro «serio» y «franco» de alrededor de diez minutos.

Con ayuda de traductores, ambos se dijeron «la verdad», pero de forma «hasta cordial», añadió Maduro y solo adelantó que le repitió que él y sus simpatizantes no son enemigos de EE.UU., sino «revolucionarios apasionados» que quieren «construir la paz».

Por la reacción de Obama a ello, añadió Maduro, «pudiera abrirse en los próximos días la posibilidad de ir a un proceso de conversaciones» y «abrir relaciones de respeto».

Fuentes estadounidenses habían confirmado a Efe previamente que en la reunión, que efectivamente ocurrió en forma casual, Obama le dijo que deseaba «un diálogo pacífico entre las diferentes facciones políticas» venezolanas y que EE.UU. «no tiene interés en amenazar a Venezuela y sí en apoyar su democracia, estabilidad y prosperidad».

Para la oposición venezolana, la democracia, la estabilidad y la prosperidad de Venezuela no está relacionada con ese decreto sino con los problemas económicos que aquejan al país, agravados por la corrupción, la incapacidad y el estatismo que le achacan a Maduro.

«Con q moral habla Nicolás en esa Cumbre cuando tiene sumergida a ntra Vzla en la peor crisis económica y social de ntra historia!», escribió en Twitter el dos veces candidato presidencial opositor venezolano Henrique Capriles.

En Panamá «habló la inmoralidad que no representa a los venezolanos» sino a un grupo liderado por quien concede prioridad al «socialismo y a la hermandad entre países» y no a la crisis económica nacional, la carestía, y la disputa territorial con la vecina Guyana, escribió hoy en su columna dominical de prensa.

«Este Gobierno ha llegado al punto de defender el interés político e ideológico, la tesis del socialismo y hermandad entre países, por encima del interés nacional y de la defensa de la soberanía», dijo Capriles.

También recriminó que la «agresiva y desafiante retórica de nacionalismo y soberanía» de Maduro no incluya la defensa territorial ante iniciativas de la vecina Guyana.

«Una nación extranjera ha otorgado concesiones a trasnacionales, no solo en el espacio marítimo de la zona en reclamación, sino también en aguas venezolanas, sin que el Gobierno proteste. Eso sí es traición a la Patria», subrayó Capriles.

No obstante, el Gobierno reclamó el pasado miércoles a la compañía Esso Exploration and Production Guyana Ltd, subsidiaria de Exxon Mobil, su intención de realizar operaciones «no autorizadas» en el espacio marítimo sobre el que existe una disputa territorial con Guyana.

Capriles alertó de que «es hora de que todos los venezolanos abran los ojos y dejen de defender un proyecto que se acabó, que fracasó y que es una farsa, que siempre ha estado de espaldas al progreso y al futuro del pueblo».

El proyecto del ya fallecido presidente Hugo Chávez, continuado por su sucesor Maduro, «se vendió como una alternativa de cambio», pero «sólo ha dejado miseria y frustración», agregó Capriles, que pidió a los electores no apoyar al oficialismo en los comicios que a fines de este año renovarán la unicameral Asamblea Nacional, de mayoría chavista. EFE (I)

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