Colección suiza de arte contemporáneo «Daros Latinamerica» llega a Argentina

BUENOS AIRES (ARGENTINA), 12/07/2015.- Fotografía cedida por la Fundación Proa hoy, domingo 12 de julio de 2015, que muestra una escena del cortometraje "Carta a los ciegos, para uso de aquellos que ven" (2007) del artista venezolano Javier Téllez. La prestigiosa colección suiza de arte contemporáneo "Daros Latinamerica" desembarca por primera vez en Argentina con una selección de 40 obras de artistas suramericanos que invitan a reflexionar sobre el poder, ideologías, resistencias, utopías y el cuerpo como lugar de conflicto. La pintura de una bandera argentina denominada "De la furiosa agresión a la decoración", da la bienvenida al espectador en la Fundación Proa de Buenos Aires y anticipa la discusión artística sobre lo latinoamericano, la globalización, y los símbolos del poder de las piezas expuestas en la primera sala. EFE/Uldry Dominique, Berna/Fundación Proa/SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

Buenos Aires, (EFE).- La prestigiosa colección suiza de arte contemporáneo «Daros Latinamerica» desembarca por primera vez en Argentina con una selección de 40 obras de artistas suramericanos que invitan a reflexionar sobre el poder, ideologías, resistencias, utopías y el cuerpo como lugar de conflicto.

La pintura de una bandera argentina denominada «De la furiosa agresión a la decoración», da la bienvenida al espectador en la Fundación Proa de Buenos Aires y anticipa la discusión artística sobre lo latinoamericano, la globalización, y los símbolos del poder de las piezas expuestas en la primera sala.

Allí también está presente la artista colombiana Milena Bonilla, cuya obra «El capital/Manuscrito Siniestro» es una copia del clásico de Karl Marx redactada con su mano izquierda, siendo ella una artista diestra.

La selección que podrá verse hasta el 13 de septiembre es sólo una mínima parte de las 1.200 obras de la colección privada iniciada por la suiza Ruth Schidheiny en el año 2000 y que incluye a 120 artistas de América Latina.

«Es una colección que hace mucho hincapié en los contextos, sociales, culturales y políticos de cada uno de los artistas», dice a Efe Rodrigo Alonso, comisario de la muestra junto a Katrin Steffen.

«Cuando uno entra, parece que nada tiene que ver entre si, son muy distintas, pero en realidad hay un sentido detrás, uno espera que el espectador lo encuentre. Por ahí no lo encuentra y pasa de largo», confiesa Alonso.

Varios muebles a escala se ubican confrontados en medio de la segunda sala, centrada en lo cotidiano y lo político.

La monumental obra «Someca», realizada por el colectivo artístico cubano Los Carpinteros, es un mueble «que habla mucho de la cosas íntimas y personales que uno añora, de la cómoda del dormitorio, donde uno guarda cosas preciadas», apunta el comisario.

En cambio, el «ropero» de la escultora colombiana Doris Salcedo «es lo opuesto, habla del mueble que está clausurado y que no te permite entrar», agrega.

Las mutilaciones de la guerra retratadas en las fotografías de la serie «David», del artista colombiano Miguel Ángel Rojas, los objetos de mostrador de «Boutique-Peletería Humana» de la argentina Nicola Constantino, son algunas de las obras expuestas en la tercera sala y hacen hincapié en el cuerpo como sede de las marcas sociales.

El contenido fuerte y explícito de las obras es un rasgo de la muestra que atraviesa desde distintas perspectivas lo social y cultural de Latinoamérica, ya que es «el tipo de obra que le interesa al curador es esa, el tipo de obra que cruza lo contemporáneo y lo político», afirma.

«La característica de la colección en general, es un tipo de artista que habla del contexto, que tiene un contenido fuerte, que es político, social o cultural», subraya.

Unas escaleras conducen al último espacio de la exposición, donde se escucha un relato con la voz del artista mexicano Humberto Velez, denominado «La carrera», que parodia la seriedad que los panameños le otorgan a las carreras de caballo.

En la cuarta sala resaltan las pequeñas estatuas precolombinas con la forma de los dibujos animados Bart Simpson y Mickey Mouse, esculpidas en piedra por el artista nacido en Colombia Nadin Ospina.

Después de atravesar espacios con tantas obras con un contenido violento, es esta ultima sala donde «a uno se levanta un poco el animo de nuevo», sostiene Alonso.

«El tipo de obra de esta sala es más lúdica, es más divertida. Son obras más esperanzadoras», añade.

Como ejemplo, el cortometraje del artista venezolano Javier Téllez, en el que se observa cómo un grupo de ciegos «conocen a través del tacto» por primera vez un elefante.

Para Alonso, en ese encuentro con lo desconocido «hay alegría, emoción» y la obra habla de que «siempre hay mucho más para conocer de lo que uno conoce». EFE

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