Conoce Bañados, el cinturón de miseria en Asunción en el que Francisco realizó la última misa de su gira

Lino Villasboa posa junto a su esposa embarazada de ocho meses. Vivían en el campo pero hace seis años se trasladaron a la ciudad en busca de oportunidades de empleo. Él trabaja de manera informal como albañil. ULY MARTÍN/El País

Asunción, 12 jul (EFE).- Innovador en tantas cosas, Francisco quiso sentar cátedra en su estancia en Asunción y hoy se convirtió en el primer papa en adentrarse en los «Bañados«, el cinturón de pobreza donde miles de paraguayos viven en precarias viviendas y a merced de las inundaciones del río Paraguay.

El lugar escogido por el papa fue el Bañado Norte, que junto a su gemelo, el Bañado Sur, compone una vecindad de unos 100.000 habitantes a quienes apenas llegan los servicios básicos del Estado o de la propia municipalidad capitalina.

De ahí que, pese a que la llegada del papa fue anunciada hace más de un mes, los bañadenses no se acabaran de creer que Francisco estuviera con ellos para interesarse por la áspera realidad de esos suburbios de barro y empedrado.

«No podíamos creer que el papa iba a estar junto a nuestra casa, fue mucha emoción», dijo a Efe Esteban Guarié en el porche de su casa, cercana a la capilla de San Juan, que fue visitada por el pontífice.

Junto a Guarié, centenares de personas esperaban exultantes al papa, quien pudo escuchar de los bañadenses la situación de marginalidad y de injusticia social que impera en esos barrios, que además son los más afectados por las periódicas inundaciones del río Paraguay.

Apenas uno de cada diez habitantes de los Bañados tiene empleo formal. El resto recogen basura, la clasifican y venden, crian gallinas, vacas y cerdos, o tienen pequeños puestos de venta ambulante. Otros, como Orlando cuando era niño, pescan en el río para aportar a la olla familiar. Muchos van hasta Puerto Falcón, ciudad argentina sobre el río Paraguay, de donde traen aceite, cebolla, tomate y ropa de contrabando. « Nadie dejó de tener animales. A la mañana el que tiene vacas recorre las casas vendiendo leche y queso », dice Orlando.

Además del desagüe de la ciudad, al estar en una zona más baja, Bañados es literalmente el vertedero. La basura es el medio de vida de muchos de sus pobladores, recicladores obligados. Pero también se ha convertido en un dique para el agua cuando hay inundaciones, dejándola allí estancada durante semanas.

Así, María García, designada por las organizaciones sociales de los Bañados como portavoz ante el papa, expuso de forma torrencial esas denuncias ante la mirada de Francisco y del sacerdote español Francisco Oliva, uno de los referentes de la lucha social en Paraguay, donde está afincado desde hace décadas.

García extendió además su crítica a los planes de especulación inmobiliaria de la intendencia de Asunción «con proyectos que no son para favorecer a los bañadenses y que apuntan a desplazarles».

En concreto, criticó el proyecto de construcción de una avenida Costanera, que podría desalojar a los bañadenses de sus barrios y privarles de su «derecho a la ciudad», que es un «derecho humano».

«El Estado no se ocupa de nosotros ni nos mira con buenos ojos, no nos ve como sujetos de derecho», resaltó García, quien dijo que es la Iglesia la que puede revertir la situación ante el abandono de las autoridades.

«Usted viene impulsando la lucha por la dignificación de los pobres», dijo García.

Bañados, en Asunción.
Bañados, en Asunción.

Entre los bañadenses que se agolparon en la pequeña cancha junto a la capilla para ver al papa, se podían leer algunas pancartas que reclamaban saber «¿Qué pasó en Curuguaty?», en alusión a la matanza en 2012 de once campesinos y seis policías, cuyo juicio comenzará en las próximas semanas.

La otra representante vecinal del Bañado que habló ante el papa, Angélica Viveros, se refirió a los campesinos acusados de las muertes en la masacre como «compañeros que van a ser condenados de manera injusta».

Las reivindicaciones ya se escucharon la noche anterior a la visita del papa, cuando los vecinos se concentraron en el lugar en una vigilia acompañada de música cristiana y folclore paraguayo.

«Aquí hoy no duerme nadie ¡Queremos ver al papa!», gritaba eufórico el cantante de uno de los grupos que pasaron por el escenario donde horas más tarde el pontífice impartió su bendición a los asistentes.

Los vecinos parecen aguardar a que la visita del papa consiga una respuesta en las autoridades para solucionar de forma definitiva el caos que provocan las inundaciones, y lograr que se les respete como ciudadanos con derechos.

Enriqueta Romero, vecina del Bañado Norte, dijo a Efe que esa presencia de Francisco puede «tocar el corazón de los gobernantes» para que se ocupen de «la pobreza que muchas veces no ven» en estos barrios ribereños.

El papa, quien fue recibido al grito de «Francisco, querido, el Bañado está contigo», no dio recetas mágicas a los vecinos, aunque disparó contra aquellos que se escudan en la religión y no se preocupan de lo que ocurre en los barrios marginales, un comportamiento al que llamó «fe no solidaria» y «mentirosa».

«Puedes ir a misa de los domingos, pero si no tienes corazón solidario, si no sabes lo que pasa en tu pueblo (la fe) o está enferma o está muerta», dijo el papa a los reunidos.

Sean más o menos católicos, Francisco dio a todos un halo de esperanza con el solo hecho de presentarse en el Bañado esta mañana de domingo, el día en que todo un papa se embarró en el Asunción que no se ve en las postales.EFE

Los Bañados, en junio de 2014. ULY MARTÍN/El País
Los Bañados, en junio de 2014.
ULY MARTÍN/El País
Las casas en  Bañados, en fotoreportaje del diario español El País, en junio de 2014.
Las casas en Bañados, en fotoreportaje del diario español El País, en junio de 2014.

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