Dos árabes atacan estación de autobuses en el sur de Israel

EFE/EPA/Dudu Grunshpan

Un soldado israelí murió hoy en un atentado en la ciudad de Beer Sheva (sur de Israel) en el que el atacante palestino fue abatido y resultaron heridas una decena de personas.

«El terrorista palestino llegó con una pistola, disparó a un soldado, le robó su arma, y comenzó a disparar con ella a otros cuando se encontró con la policía», resumió el jefe del distrito sur de la Policía, Yoram Halevy, la cadena de hechos ocurridos hoy en la estación central de autobuses de la capital del Negev.

El suceso ocurrió alrededor de las 19.30 hora local (16.30 GMT) cuando el palestino -Asim Al-Araj, de 20 años y natural de Jerusalén Este, según el Centro Palestino de Información-, consiguió burlar el control de seguridad y entrar en la estación con una pistola y un cuchillo.

«No sabemos aún como ocurrió. La estación está bajo supervisión de seguridad privada pero revisaremos todo para sacar conclusiones»; declaró Amnón Alkali, subcomisario en la zona.

En el ataque se generó una gran confusión, en la que un ciudadano eritreo fue confundido con el agresor y tiroteado por un agente de la Policía de fronteras, lo que le dejó en estado crítico.

«Cuando llegamos aún se producían disparos y nos encontramos a un soldado muy grave (el primer fallecido), cuatro soldados (en realidad eran policías) heridos de bala en las extremidades y un terrorista herido crítico (que luego murió)», dijo al Canal 1 de la televisión Yaniv Ishai, miembro de uno de los servicios de emergencia.

Testigos citados por medios locales relataron que el agresor abrió fuego con una pistola, tras lo que robó su fusil M16 al soldado, con el que siguió disparando antes de intentar salir de la estación.

Dentro del recinto había en ese momento numerosos soldados, civiles armados y agentes privados de seguridad, mientras la Policía irrumpía en el lugar en busca de los supuestos atacantes, lo que desencadenó una gran confusión.

«Conozco al que dispararon, era amigo mío», dijo al Canal 10 en un paupérrimo hebreo Gary, también eritreo y que se encontraba con la víctima.

La estación fue evacuada inmediatamente, mientras numerosos efectivos se desplegaron por toda la ciudad en busca de posibles cómplices que pudieran haber trasladado al agresor.

Según el parte médico, cuatro de los heridos son policías, aunque también en este caso se revisa de dónde procedieron los disparos que los hirieron.

La Estrella Roja de David, equivalente en Israel a Cruz Roja, dijo que de los ocho heridos de bala hospitalizados hay dos en estado grave y seis con heridas moderadas.

Durante el incidente, decenas de israelíes se concentraron a las puertas de la estación para tratar de impedir la evacuación del atacante gravemente herido, en medio de gritos de venganza y «muerte a los árabes».

Además, cámaras de vídeo muestran como varias personas atacan al eritreo una vez abatido, creyendo que era el agresor.

Desde Gaza, los movimientos islamistas Hamás y Yihad Islámica y otras cuatro facciones palestinas se felicitaron por el ataque, que consideraron una «respuesta natural a los crímenes diarios de la ocupación (Israel) contra los palestinos».

El trágico suceso pone fin a la que era una jornada de relativa calma después de 18 días de disturbios y ataques en los que han muerto hasta hoy ocho israelíes, un eritreo y 43 palestinos, cerca de la mitad de estos últimos autores de ataques consumados o frustrados y de varios casos en los que las versiones son contradictorias.

Esto ocurrió mientras la policía israelí erigió el domingo una barrera para separar los barrios judíos y árabes en Jerusalén oriental.

La vocera policial Luba Samri dijo que la barrera, una fila de seis losas de hormigón de unos cinco metros (16 pies) de altura, busca proteger el barrio judío de Armon Hanatziv de las rocas y bombas incendiarias lanzadas desde el barrio palestino adyacente de Jabal Mukaber.

Varios de los palestinos que han realizado ataques contra israelíes en la actual oleada de violencia, iniciada hace un mes, proceden de Jabal Mukaber.

Israel busca contener los ataques. Las autoridades han bloqueado carreteras y colocado retenes en la entrada de Jabal Mukaber y otros barrios árabes en Jerusalén oriental.

Las autoridades israelíes también implementaron otras medidas de seguridad, como verificaciones de identidad y pedirle a algunos residentes palestinos que se levanten las camisas o enrollen las perneras de los pantalones cuando se aproximan a sus barrios para demostrar que no portan cuchillos. Soldados han sido desplegados en Jerusalén y otras ciudades de todo Israel.

La colocación de barreras para dividir áreas de Jerusalén es un paso delicado que pone a prueba las reiteradas declaraciones de Israel en los últimos años, de que la ciudad es su capital no dividida y eterna.

Israel capturó Jerusalén oriental en la guerra de 1967 y posteriormente anexó la zona, en una medida que no es reconocida internacionalmente. Los palestinos quieren que Jerusalén oriental sea la capital de su ansiado Estado.

«Esto no tiene ningún sentido político», dijo Emmanuel Nahshon, portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel. «Es un aspecto más de nuestras medidas de seguridad».

Samri, la portavoz de la policía, dijo que la barrera se mantendrá «por el tiempo que sea necesario».

Los palestinos dicen que los cortes de carreteras son un castigo colectivo y poco efectivo para disuadir a los atacantes, ya que aquellos con la intención de causar daños llegarán a las zonas judías empleando otros caminos.

La oleada de violencia estalló hace un mes con motivo del Año Nuevo judío, alimentada por los rumores de que Israel estaba conspirando para tomar el control del lugar más sagrado en Jerusalén, conocido como Monte del Templo por los judíos y que acoge la mezquita Al-Aqsa, el tercer lugar sagrado para los musulmanes y un símbolo nacional clave para los palestinos.

La oleada de violencia se extendió a barrios árabes de Jerusalén oriental y luego a Cisjordania, Gaza e Israel.

Israel niega las acusaciones, diciendo que no tiene intención de cambiar el statu quo del lugar, que los judíos pueden visitar pero donde no pueden orar.

Los palestinos dicen que la violencia es el resultado de casi 50 años de ocupación israelí y más de dos décadas de esfuerzos de paz fracasados.

El ejército de Israel expulsó el domingo a decenas de fieles judíos que se enfrentaron con palestinos tras entrar de forma ilegal en un santuario bíblico de Cisjordania que fue incendiado recientemente por palestinos.

El ejército dijo que unos 30 judíos accedieron a primera hora del domingo al complejo de la tumba de José en Naplusa, un sitio venerado por los judíos al tratarse del sepulcro de la figura bíblica de José. La zona está bajo control palestino pero se permiten oraciones judías cuando se coordinan con las autoridades responsables. El ejército dijo que la visita del domingo no era una de ellas y que los fieles no tenían permisos.

A su llegada se encontraron con palestinos y se produjo un choque violento. En coordinación con las fuerzas de seguridad palestinas, el ejército retiró a los fieles. Uno de ellos sufrió heridas leves y cinco fueron retenidos para ser interrogados.

El incidente del domingo se produjo luego de otro día sangriento en el que asaltantes palestinos perpetraron cinco apuñalamientos contra israelíes en Jerusalén y Cisjordania.

En el último mes, nueve israelíes han fallecido en ataques palestinos, la mayoría de ellos apuñalamientos. En ese mismo periodo, 41 palestinos murieron por fuego israelí, incluyendo 20 considerados atacantes por Israel. El resto perdió la vida en enfrentamientos con tropas de Tel Aviv.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo el domingo que su gobierno empezará a perseguir las finanzas del Movimiento Islámico en Israel, el grupo al que acusa de ser el principal instigador de la reciente ola de violencia.

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Por TIA GOLDENBERG, Associated Press. El fotógrafo de The Associated Press Ariel Schalit en Jerusalén contribuyó para este despacho.

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