Obama intenta sellar un legado de acercamiento a Latinoamérica

El Presidente Barack Obama en la Cumbre de las Américas, el 10 de abril de 2015.

El viaje a Cuba y Argentina del presidente estadounidense, Barack Obama, forma parte de un intento de la Casa Blanca para reforzar el legado hacia Latinoamérica del mandatario, que ha tratado de rebajar las «sospechas» hacia EE.UU. y estrechar los lazos con sus aliados tradicionales.

La asesora de seguridad nacional de la Casa Blanca, Susan Rice, defendió hoy que 2016, el último año de Obama en el poder, será «especialmente importante, quizá incluso histórico», para Latinoamérica y el mandatario pretende «aprovechar al máximo» ese momento «trascendental».

«Hoy, Estados Unidos tiene la relación más profunda con Latinoamérica que hemos tenido en décadas. Las relaciones entre Estados Unidos y los países en todo el continente son mejores que nunca», aseguró Rice en un discurso en el centro de estudios Atlantic Council, en Washington.

El discurso, centrado en la relación con Latinoamérica, se produjo tres días antes de que Obama inicie su histórico viaje a Cuba para desplazarse después a Argentina, un país con el que las relaciones también han sido tensas durante la mayor parte del mandato del presidente estadounidense.

«Antes de que Obama llegara al poder (en 2009), muchas de nuestras relaciones bilaterales estaban deterioradas. La imagen de Estados Unidos en Latinoamérica había sufrido. Había muchas sospechas sobre nuestras motivaciones, y las voces antiestadounidenses eran cada vez más altas», argumentó Rice.

Durante su campaña electoral de 2008, Obama «prometió un nuevo enfoque, guiado por el simple principio de que lo que es bueno para el pueblo de las Américas es bueno para EE.UU.», y en su primera Cumbre de las Américas, prometió una «nueva era de cooperación» con el continente basada en el «respeto mutuo», recordó Rice.

«Desde entonces, hemos trabajado para construir un nuevo consenso con la región, que no esté diseñado desde Washington sino mediante los diálogos en todo el continente», agregó.

Según Rice, Obama decidió al principio de su Presidencia no «morder el anzuelo» cuando «ciertos líderes trataron de revivir las competiciones de insultos que a menudo caracterizaron las relaciones» con el continente en el pasado.

«Reconocimos los viejos debates -entre economías dirigidas por el Estado y mercados libres desenfrenados, entre abusos de insurgentes de izquierdas y paramilitares de derechos- por lo que eran y son falsas dicotomías que no reflejan la realidad de hoy», afirmó.

La asesora se congratuló, además, porque en los últimos años varios gobiernos «que eran hostiles hacia Estados Unidos han dado paso a otros que están más abiertos a cooperar».

Rice intentó así contrarrestar la noción extendida entre algunos países del continente de que Obama los ha relegado a un segundo plano o incluso, en opinión del Gobierno de Venezuela, de que ha continuado la vieja política mediante acciones como el decreto impuesto el año pasado con sanciones a funcionarios venezolanos.

La funcionaria reconoció las diferencias con Venezuela y dijo que EE.UU. quiere ver «un diálogo entre el Gobierno y la oposición para que puedan afrontar los asuntos urgentes en el país, especialmente sus graves retos económicos», y lamentó la «marginación del poder legislativo y el encarcelamiento de disidentes».

La piedra angular del legado de Obama hacia Latinoamérica será sin duda el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba tras más de medio siglo de enemistad y Rice aseguró el mandatario no dudará en plantear sus preocupaciones de derechos humanos durante el viaje que hará entre el domingo y el martes a la isla.

«El mensaje que transmitirá el presidente Obama, tanto en privado como en público, será simple: creemos para el pueblo cubano, como el de todo el mundo, es mejor vivir en una democracia genuina, en la que sean libres para elegir sus líderes, expresar sus ideas y practicar su fe», afirmó la asesora.

Tras viajar a Cuba, Obama se convertirá en el primer presidente en visitar oficialmente Argentina en casi dos décadas y llegará al país en la víspera del 40 aniversario del golpe que dio inicio a la última dictadura argentina (1976-1983).

El mandatario marcará la efeméride con una visita al Parque de la Memoria en Buenos Aires y anunciará un plan para desclasificar por primera vez documentos militares y de la inteligencia estadounidense sobre la «guerra sucia», que generó unas 30.000 desapariciones durante esa dictadura, según adelantó Rice.

«Seguiremos haciendo nuestra parte a medida que el pueblo argentino sigue superando las heridas» de la dictadura, agregó. EFE (I)

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