Roma, (EFE).- El escritor italiano de novela negra Antonio Manzini denuncia el problema de la criminalidad organizada en «Una primavera de perros», recientemente publicada en España y tercer libro de la saga policíaca protagonizada por el subjefe Rocco Schiavone.
Schiavone es un policía romano, antítesis del comisario solitario e intachable y destinado como castigo al Valle de Aosta, en los Alpes italianos, con el que Manzini se ha asentado en las listas de libros más vendidos tanto en Italia como en España.
«Me gustaría que (el mundo de Rocco Schiavone) fuera el agujero de la cerradura por el que se puede ver un poco el país… Me gusta hablar de cosas verosímiles», dijo a Efe Antonio Manzini.
Después de «Pista negra» y «La costilla de Adán», Manzini regresa con «Una primavera de perros» de nuevo con el subjefe de policía, que no comisario Schiavone -como él repite incesantemente-, a la cabeza de un caso en el que deberá enfrentarse al mundo de la mafia calabresa, la ‘Ndrangheta.
En esta ocasión, el detonante de la trama policial es el accidente de una furgoneta con dos muertos y la desaparición de una joven de una rica familia de constructores, cuyas pesquisas descubren un turbio mundo subterráneo.
La trama está inspirada en la historia de un emprendedor del norte de Italia al que la mafia trató de robar su empresa y que incluso terminó en prisión, confundido con un delincuente, porque no hablaba por miedo a una venganza.
«Una odisea terrible (…), una historia llena de ‘omertà’ (especie de código que impone el silencio ante delitos mafiosos), silencio y usura», define el escritor en relación a este suceso que le conmovió y que, junto a información que fue recopilando de los periódicos, tomó como punto de partida para esta novela.
El escritor confiesa que es un asunto del que le «apetecía» hablar: «tanta gente honesta, que se mata a trabajar, que son la riqueza del país, no puede ser abandonada» y explica que, para él, uno de los conceptos fundamentales del libro es «esperar que el Estado no abandone a las personas».
Critica también a los bancos y dice que «deberían estar al servicio de los emprendedores, que son los que dan trabajo a las familias y prestar el dinero para esto, no por sus intereses, eso es usura».
El escritor relata que este «agujero del Estado italiano» le produce «horror y asco», y por eso ha querido hablar de ello en su novela, que define como «un trozo de Italia que no está edulcorado y no es falso».
En este nuevo libro, el subjefe de policía Schiavone lleva ya nueve meses al pie de los Alpes y continúa con su drama psicológico y -aunque avanza su integración- «está lejos de sentirse en casa», explica Manzini.
Seguirá echando de menos Roma, lo que se ha convertido en una metáfora para el autor, que explica que «le falta Roma, como le falta la vida».
Manzini, nació en Roma como su personaje Schiavone, pero lleva tiempo sin vivir en la capital italiana porque «es imposible vivir en ella», explica, al tiempo que admite que también porque «se ha enfadado, se ha ensuciado y se ha ilegalizado y ha perdido sus cosas bellas como que siempre había recibido a todos con los brazos abiertos».
En la moral de Rocco Schiavone hay algo de la situación social de Italia: «Él recoge el grito de rabia de la gente, pero está abierto hacia la vida».
«Me encantaría que mi país se abriera incluso a lo desconocido, en cambio nos estamos cerrando», afirma el escritor.
El subjefe Schiavone, personaje lleno de defectos, continúa en esta entrega con su sentido peculiar de la ética y sin reparos para allanar la morada de cualquier sospechoso o fumar marihuana en su despacho.
«Me gusta hablar de personajes que están los últimos de la fila, olvidados, abandonados, marginados (…), son los que más me interesan», relata Antonio Manzini.
A partir de octubre, su Rocco Schiavonne será protagonista también de una serie televisiva que se emitirá en el canal público, Rai 2 y para la que Manzini ha escrito el guión. EFE (I)