El MET expone el trabajo inicial de Diane Arbus sobre el Nueva York más «freak»

NUEVA YORK (NY, EE.UU.), 11/07/2016.- Fotografía tomada por Diane Arbus en 1956 a una mujer esperando en una de las calles de Nueva York, que forma parte de la exposición "Diane Arbus: in the beginning". El museo Metropolitano (MET) de Nueva York saca a la luz los siete primeros años de trabajo de Diane Arbus (1956-1962), en los que pulió su estilo icónico para retratar la belleza de la marginalidad y el universo "freak" en una ciudad supuestamente inundada por el glamur. EFE/Diane Arbus/MET

Nueva York, (EFE).- El museo Metropolitano (MET) de Nueva York saca a la luz los siete primeros años de trabajo de Diane Arbus (1956-1962), en los que pulió su estilo icónico para retratar la belleza de la marginalidad y el universo «freak» en una ciudad supuestamente inundada por el glamur.

«Diane Arbus: in the beginning», que abre las puertas al público el martes y podrá verse hasta el 27 de noviembre, con un centenar de fotografías dispuestas en pequeños murales individuales para destacar el valor de cada imagen, significa además la gran puesta de largo para el MET Breuer, el nuevo espacio en la avenida Madison del museo Metropolitano.

Con 16 años, Arbus (1923-1971) escribió que «la divinidad existe en las cosas ordinarias», una sentencia que marcaría toda su vida, reveló en la presentación a la prensa el comisario de la exposición, Jeff Rosenheim.

Travestidos, prostitutas, nudistas, personajes de circo, familias en un día de playa en Coney Island, mujeres con abrigos de pieles bajando por la quinta avenida o niños que empuñan armas de juguete captan el objetivo de Arbus, con una obra influenciada por el cineasta Tod Browning y sus «monstruos» en la gran pantalla.

El protagonista de los retratos de la fotógrafa suele estar en medio del encuadre y casi siempre es consciente de ser fotografiado. Arbus no pretendía «robar» un instante de intimidad sino más bien aguantar la mirada a las personas retratadas, aunque fuera a través del visor de su cámara de 35 mm.

Tras el elemento «freak» de las fotografías enseguida se adivina la tristeza en el rostro de los protagonistas, que retrotrae a la propia personalidad depresiva de Arbus, que se suicidó con 48 años en los apartamentos de bajo coste para artistas en los que vivía.

Un modo de vida que adoptó al final de su vida, coincidiendo con su época más personal y prolífica, muy distinto de aquel en el que creció, en una gran vivienda junto a Central Park, propiedad de su adinerada familia judía, los Nemerov.

Aunque pudo haber vivido de la misma forma opulenta hasta el final de sus días si hubiera seguido realizando las fotografías de moda para «Vogue» con las que empezó su carrera, Arbus decidió separarse de su marido, Allan Arbus, y retratar el otro Nueva York con el que se encontraba a diario.

La fotógrafa, que acabó con su vida con una sobredosis de barbitúricos, solía situarse con su cámara para retratar esa realidad en Times Square, el Lower East Side, Coney Island o la Quinta avenida.

«Siento que tengo algo que mostrar, algo sobre cierta característica de la cosas. Es algo sutil y embarazoso para mi, pero realmente creo que hay cosas que nadie verá a no ser que yo lo fotografíe», diría en una carta cedida por la familia al MET.

Para el comisario de la exposición, «las imágenes de Arbus te hacen sentir incómodo, te despiertan una sensación de trauma cultural que uno ha sentido antes frente a obras como los retratos de (el pintor español Francisco de) Goya o la «Madame Bovary» de Gustave Flaubert».

Las fotografías, que habían permanecido sin catalogar durante años en el archivo del museo Metropolitano de Nueva York, fueron encontradas por la familia en el sótano de la calle Charles número 29, en el Greenwich Village, donde murió la artista.

Dos tercios de las imágenes no se habían visto hasta ahora y todas fueron reveladas e imprimidas por la propia Arbus, lo que diferencia esta exposición de las realizadas hasta ahora tras su muerte en 1971. EFE (I)

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