Quito, 25 ago (EFE).- Sindicatos, colectivos indígenas y otras organizaciones sociales de Ecuador marcharon hoy en Quito contra la política del Gobierno y por la defensa de la Unión Nacional de Educadores (UNE), un antiguo gremio a punto de desaparecer en virtud de un proceso de disolución.
La nutrida movilización recorrió varias calles del centro de Quito ante la mirada de grupos de policías que no tuvieron «tarea», según comentó a Efe un agente al informar de que no se han registrado incidentes.
Los manifestantes corearon varias consignas contra el Gobierno y en defensa de la UNE, sometida a un proceso de disolución por no haber cumplido, según el alegato oficial, un reglamento que regula el funcionamiento de las organizaciones sociales.
«Con la UNE no se juega» y «a la UNE se le respeta», se escuchó durante la manifestación, en la que volvieron a resonar los gritos contra el presidente del país, Rafael Correa.
«Fuera Correa, fuera», corearon grupos de sindicalistas que también reprocharon al Gobierno por el alto costo de la vida y el aumento del desempleo.
Ciudadanos con tambores acompañaron la movilización, mientras que otros simpatizantes repartían hojas volantes con las consignas de la marcha.
La movilización causó también varios atascos de tráfico en los sectores periféricos al casco colonial de la ciudad, donde fue suspendido momentáneamente el servicio de transporte público municipal.
La marcha, que se inició en el parque La Alameda, concluyó en la céntrica plaza de Santo Domingo, donde los dirigentes sindicales e indígenas pronunciaron varios discursos contra el Gobierno.
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Jorge Herrera, dijo que «no es justo que disuelvan la UNE, una organización histórica» que debe seguir con vida jurídica.
«No vamos a agachar la cabeza, no vamos a estar de rodillas» y si el Gobierno «no devuelve los derechos fundamentales» al pueblo y a la UNE, se reactivará el «levantamiento indígena y el paro nacional del pueblo», añadió Herrera.
Asimismo, el líder indígena dijo que en las elecciones presidenciales de febrero próximo debería haber «un cambio» en el poder y que el presidente Rafael Correa y su movimiento, Alianza País, dejen de conducir el país.
«En 2017 debe haber un cambio y el correísmo (por Correa) debe ir a la cárcel, no a la casa, a la cárcel», tras un proceso de fiscalización del actual Gobierno, remarcó Herrera.
De forma paralela, el oficialismo realizó una nutrida concentración de simpatizantes en la Plaza de la Independencia, en el centro de Quito y donde se encuentra el Palacio de Gobierno.
La concentración del oficialismo, bautizada como «de la Alegría», rechazó las acciones de los sindicatos contra el Gobierno y reprochó a la UNE por, supuestamente, haber tenido «secuestrado al magisterio» en el pasado.
Dirigentes sociales del oficialismo criticaron al gremio de profesores, al que ligaron con el extinto grupo Movimiento Popular Democrático, ahora denominado en el registro electoral como Unidad Popular.
En ese acto intervino el vicepresidente del país, Jorge Glas, quien destacó los avances en materia de infraestructuras, económica y social que se han registrado en el país durante los últimos años y dijo que, por ello, el movimiento oficialista Alianza País es la mayor fuerza política de Ecuador.
Glas se mostró seguro de que el oficialismo tendrá un resultado exitoso en las elecciones de febrero próximo y criticó a la oposición de izquierdas por mantener contactos con la tendencia de derechas para pactar candidaturas para esos comicios.
El vicepresidente dijo que es el oficialismo el verdadero representante de la izquierda y agregó que la Revolución Ciudadana, como denomina el Gobierno a su Administración, mantendrá el apoyo popular en las urnas. EFE (I)
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