Un grupo de científicos ha identificado dos sustancias ya existentes que pueden detener la replicación del virus del zika en el cuerpo y los daños que causa en el cerebro del feto, aunque son necesarios estudios complementarios antes de poder usarlos en la lucha contra esa enfermedad, según la revista Nature.
Investigadores de las universidades de Florida, la Johns Holpkins y los Instituto Nacionales para la Salud de Estados Unidos pasaron revista a unos 6.000 medicamentos y compuestos, para lo que se centraron en aquellos aprobados por las autoridades estadounidenses o los que están más cerca de poder ser usados en ensayos clínicos.
Y es que «desarrollar un nuevo medicamento supone años o incluso décadas» y en el actual «tipo de emergencia no dispones de ese tiempo», señaló en un comunicado el doctor Hongjun Song de la Johns Hopkins
Así, identificaron dos tipos de compuestos que «potencialmente podrían emplearse para tratar el zika. Uno evita que el virus se replique y el otro impide que mate las células cerebrales del feto», agrega la nota.
Con este descubrimiento se ha dado «el primer paso hacia un método terapéutico que puede frenar la transmisión de esta enfermedad», indicó el profesor Hengli Tang de la Universidad de Florida.
Los compuestos identificados por los investigadores «son muy eficaces contra el zika en las placas de cultivo, pero no sabemos si pueden funcionar igual en humanos», advirtió Song.
Los compuestos prometedores identificados se pueden dividir en dos tipos: las medicinas neuroprotectoras, que previene la activación de mecanismos que causan las muerte celular, y los fármacos antivirales, que retrasan o frenan la replicación del virus.
Uno de los fármacos que los expertos considerar prometedores, es el Emircasan, aún en fase de ensayos clínicos y que sirve para reducir los daños en el hígado del virus de la hepatitis C, pero además ha mostrado tener efectos neuroprotectores.
Otro de los fármacos es la niclosamida, que se usa para tratar infecciones por parásitos como la tenia, en humanos y ganado, y que en estos experimentos ha funcionado como agente antivírico.
Sin embargo, los científicos aún no han determinado si ese medicamento puede si quiera penetrar en el sistema nervioso central de un adulto o de un feto para tratar las células cerebrales que son atacadas por el zika, por lo que son necesarios más estudios.
El virus del zika fue descubierto en 1947, pero se sabía poco sobre cómo funcionaba y sus posibles implicaciones en la salud, en especial en las mujeres embarazadas, hasta el último brote ocurrido el año pasado en Sudamérica.
Entre otras enfermedades, el virus puede causar microcefalia en el feto, lo que produce serios defectos a la hora de nacer. «Es tan dramático e irreversible», la probabilidad de que el zika genere esa enfermedad «no parece ser muy alta, pero cuando ocurre el daño es horrible», explicó Tang. EFE (I)