Washington, (EFE).- El presidente de Bolivia, Evo Morales, envió hoy una carta a la Organización de Estados Americanos (OEA) en la que pide «acciones y decisiones» para que el secretario general, Luis Almagro, deje de «agredir» a Venezuela.
«Almagro, a través de las redes sociales y de comunicados públicos, (…) sin mandato alguno, agrede de manera sistemática y grosera a uno de nuestros Estados miembros, atreviéndose a evaluar su situación interna y su democracia», indica la misiva, que presentó el embajador boliviano ante la OEA, Diego Pary, en el Consejo Permanente ordinario celebrado hoy en su sede en Washington.
«Pretendiendo -prosigue- aplicar la Carta Democrática sin autorización de nuestros Gobiernos y finalmente solicitando sanciones internacionales, en una clara actitud que viola los principios básicos de Naciones Unidas de convivencia pacífica entre nuestros Estados y daña severamente a nuestra organización».
Este pronunciamiento llega después de que ayer martes Almagro volviera a emitir un comunicado duro con el Gobierno de Venezuela, en el que denunció el «recrudecimiento de la represión y de las violaciones de derechos humanos» en los días previos a la marcha de protesta que la oposición ha convocado para mañana.
El presidente boliviano observa «con mucha preocupación» que «en el último tiempo Almagro ha venido actuando arbitrariamente sin ningún mandato de los Estados y vulnerando así las normas de la organización».
«Las actitudes del secretario general, lejos de fortalecer la integración de nuestras naciones y pueblos, promueven la confrontación y el odio», considera en su carta.
«Ante estas evidencias -continúa-, es absolutamente necesario que los Estados miembros tomemos decisiones y las acciones correspondientes para que la Secretaría General coadyuve en el cumplimiento de los mandatos, coordine con los Estados y para que finalmente contribuya a los altos fines y objetivos de nuestra organización».
Morales concluye su carta aseverando que la organización no necesita un secretario general «que mantenga una agenda personal al margen de las decisiones» de los Estados miembros, «afectando y deteriorando la propia institucionalidad de la OEA».
En el debate posterior a la lectura de la carta solo participaron, y de manera breve, las delegaciones de Venezuela y de Nicaragua, las otras dos que junto con Bolivia llegaron a pedir en junio la renuncia de Almagro en la sesión de la OEA sobre la Carta Democrática, un proceso que podría tener como última consecuencia la suspensión de Venezuela del organismo.
La representante alterna de Venezuela Marlene Da Vargem expresó hoy su pleno apoyo a la misiva de Morales y su «rechazo a las acciones del secretario general», que consideró «violatorias del derecho internacional».
«Es inadmisible. Dedica todos sus esfuerzos a una campaña político-mediática contra Venezuela», agregó.
El representante alterno de Nicaragua Luís Exequiel Alvarado rechazó «las acusaciones indebidas» de Almagro y le instó a que tanto él como su equipo «se abstengan de prácticas injerencistas y desestabilizadoras contra Estados miembros».
Ningún otro país, ni naciones aliadas de Venezuela como Ecuador o un buen grupo de las del Caribe, tomaron la palabra para pronunciarse sobre este asunto, como tampoco lo hizo Almagro, que no prevé hacer hoy declaraciones al respecto. EFE (I)