El cine independiente en Egipto, reflejo de una creciente minoría alternativa

Egipto. Foto de Archivo.

El Cairo/Alejandría, EFE).- Egipto, el «Hollywood» del mundo árabe, está viendo en los últimos años cómo se está afianzando otro tipo de cine, el independiente, alejado de las grandes producciones y que refleja la visión de una creciente minoría artística con un discurso alternativo.

«Es el momento en nuestro país de construir algo. Pienso en el cine y en el arte como parte de un desarrollo, de promocionar el país y sus ideas en el mundo», dice a Efe uno de los fundadores de la productora independiente Fig Leafs, Mark Lotfy.

Esta pequeña compañía está detrás de la primera escuela de documentales del país, Cinedelta, ubicada en Alejandría (norte) y que en su primer año ha lanzado un programa de nueves meses de formación para directores de documentales.

El objetivo de esta escuela, apoyada por el Instituto Sueco de Alejandría y la ONG italiana Ricerca e Cooperazione, es «dar esta oportunidad a la gente de fuera de la capital, porque no hay oportunidades de formar a la gente en cine fuera de El Cairo».

Con una idea similar de llenar un vacío en el mundo de la cultura en Egipto, en 2014 nació Zawya (ángulo, en árabe), una sala de cine alternativa que primero abrió en El Cairo y posteriormente también en Alejandría.

«No existía una sala así en Egipto, todas las salas proyectan grandes producciones estadounidenses o egipcias y no había espacio para un cine más independiente o alternativo», dice a Efe su director, Yousef Shazli.

Pero, ¿qué es lo que hace a una película independiente, en vez de comercial? Lotfy y Shazli coinciden en que, actualmente, ambos términos son muy confusos.

Para el miembro de Fig Leafs, un director de cine independiente es «todo aquel que tenga su propia manera de pensar, que no solo trate de satisfacer a la audiencia, que trate también de comprometerla y que no ponga el beneficio (económico) como prioridad».

En el caso de Zawya, Shazli reconoce que también está presente en la sala que gestiona un cine alternativo, cuya definición cambia según el punto de vista.

«Para nosotros, aquí, una película alternativa puede ser una gran película comercial en Francia, pero como en Egipto no se proyectan nunca películas francesas, pues para nosotros es alternativo con respecto a lo que hay en el mercado egipcio», asegura.

Y parece que ese discurso alternativo funciona, ya que, según Shazli, «cada vez más gente conoce Zawya, las cifras son bastante buenas, los distribuidores están contentos, los propietarios de la sala también…Es un proyecto que solo puede crecer».

«Hoy, políticamente las cosas no van bien, hay muy pocos espacios de expresión y de libertad de opinión, así que cuando tenemos un espacio como Zawya, donde la gente se reúne y conversa, esto da una amplitud más importante que la que tiene, tiene una amplitud política y social», añade.

De esta capacidad precisamente habla Lotfy cuando se le pide comparar la creatividad de los egipcios antes y después de la revolución de 2011.

Según él, «los egipcios han sido siempre creativos, la revolución no hizo a la gente creativa», pero la diferencia es que después de 2011 «son los ojos de la gente y de la comunidad internacional los que ven que los egipcios son muy creativos, pero siempre ha sido así».

De la misma opinión es Shazli, aunque reconoce que entre 2011 y 2013 «había una especie de motivación general que hacía que fuera más fácil hacer nuevos proyectos».

Sin embargo, «ahora estamos en el mismo punto donde estábamos, no hay mucho cambio».

Para Lotfy, los principales obstáculos para el cine alternativo en Egipto se resumen en «la falta de diálogo entre los grupos artísticos, entre la gente del cine y la audiencia, y entre los directores y el Estado».

Además, «faltan también herramientas de márketing y de comunicación».

En opinión de Shazli, es sobre todo un problema de financiación, protagonizado «por la ausencia total del Estado».

«El Ministerio de Cultura no financia el cine alternativo y hay un problema de censura. En Egipto, el sistema no te facilita las cosas. No es un ambiente sano para el desarrollo de la creatividad», denuncia.

Más optimista que Shazli, Lotfy ve una luz en ese agujero negro de la falta de financiación y defiende que los egipcios, ante ese desafío económico, «hacen florecer la creatividad», por lo que «puede ser una oportunidad».

De cara al futuro, el director de Zawya reconoce el crecimiento del cine alternativo en Egipto, pero liga su próxima evolución a desafíos mayores.

«Las cosas mejoran poco a poco, se crean más oportunidades, pero es algo muy limitado, a pequeña escala. Para que haya un verdadero cambio y una explosión de creatividad y de producción, hace falta que haya un verdadero cambio en el país en general». EFE (I)

Más relacionadas