API – Carlos Silva Rojas, periodista enviado por la versión chilena de El Gráfico, tiró con todo contra el Estadio Atahualpa y sus pobres facilidades para comunicadores e hinchas. La edad del escenario y la poca iniciativa para adaptarlo a nuevas tecnologías, fueron los aspectos más criticados.
El comunicador chileno advierte que el Atahualpa no cumple los entándares mínimos de la FIFA y que fue una verdadera ‘pesadilla’ su estancia. Acá el textual:
«El estadio Olímpico Atahualpa de Quito tiene 64 años y se le notan. Sus precarias condiciones perjudican tanto a protagonistas del fútbol como a los hinchas que llegan en masa a alentar a la selección ecuatoriana.
«Ecuador juega acá sólo porque es gratis para la Federación. Es un estadio viejo, que pertenece a la Concentración Deportiva de Pichincha. Acá hay recintos mucho mejores como la Casa Blanca o el Monumental de Guayaquil, pero es difícil que la selección se mueva de su casa», explica el periodista local Miguel Gómez.
Tras el partido los jugadores no pudieron hablar con la prensa, ya que no había una zona mixta habilitada. «No hay zona mixta. Hicimos las gestiones para que se hiciera, pero fue imposible», explicó la jefa de prensa de la Roja María José Vasconcelos.
Los accesos al recinto son pequeños, lo que quedó en evidencia cuando entró el bus de la Selección, que sufrió la trizadura de una ventana, debido al estrecho portón que fue habilitado.
Los estacionamientos son escasos, por no decir nulos. Los hinchas deben dejar sus autos en centros comerciales aledaños, lo que provoca un atochamiento vehicular grosero en las inmediaciones al recinto.
El 2012 el Atahualpa fue remodelado, pese a ello no cumple con los estándares FIFA. Sólo las tribunas cuentas con butacas individuales, mientras que el resto de las asientos son de un viejo tablón.
En otro ítem que está al debe es el escaso control. Los hinchas podían ingresar por cualquier puerta al estadio, algo que no ocurre en el resto del continente.
Los ecuatorianos quieren a su histórico Atahualpa, pero este recinto pide a gritos una remodelación profunda». (D)