Conmoción social

Aquí, en Argentina, además, en esta última semana ha adquirido una especial virulencia, pero con fundamentos algo diferentes a los que se manejan en Brasil: se acusa al gobierno del presidente Mauricio Macri de estar “frenando” las causas judiciales por las que CFK terminaría presa.

CFK, por su parte, se queja, como Lula, de ser una víctima y una perseguida política, pero aquí hay dirigentes y partidos políticos y analistas opositores y de izquierda que dicen que es el Gobierno el que presiona para que CFK no vaya a prisión. Señalan que es lo que le conviene para las elecciones legislativas del año próximo, una instancia clave sin duda. En teoría, con CFK libre se daría una polarización Macri-Cristina, que favorecería al Gobierno e iría en detrimento de todas las fuerzas independientes y de oposición no kirchneristas. La prisión de Cristina, en cambio y según esa tesis, favorecería acuerdos y la unión de la oposición peronista.

El País de Madrid titula: “Argentina debate: Cristina Kirchner debe ir a la cárcel”.

No es para tanto, pero el debate está instalado. Es motivo de runrunes en todas las mesas, pasillos y redacciones.

La diputada de izquierda, pero no reñida con el Gobierno, Margarita Stolbizer, quien ha llevado a la justicia varias denuncias por corrupción contra CFK, directamente acuso al Gobierno de interferir para “frenar” esas causas.

El jefe del Gabinete de Macri, Marcos Peña, salió al paso y negó el hecho. “Ni hacemos algo para que vaya presa (Cristina Kirchner), ni hacemos algo para que no vaya presa. No es nuestra tarea”, dijo sobre el tema.

Todo ello, empero, no cambia sensaciones ni percepciones, las que por momentos se estremecen por la virulencia de planteos como los que hizo el domingo pasado el reconocido y carismático periodista Jorge Lanata en respuesta a comentarios del abogado de CFK Gregorio Dalbón, con quien mantiene una contienda judicial.

Lanata dijo que lamentaba que “el gobierno de Macri especule con esto y que le(s) encante que Cristina esté libre”. “El año que viene, el peronismo va dividido, y a ellos les sirve”, explicó. “Me parece una mierda, pero es así”, dijo, y se preguntó: “Después del Gobierno más corrupto de la historia, ¿cuántos presos hay? Hay 3: Jaime, Lázaro, y está preso López”. “Me cansa toda esta miseria, toda esta pequeñez”, dijo el periodista, quien luego arremetió contra la expresidenta en términos que quizás solo no sonrojarían al Hebe de Bonafini, la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, que suele usar un léxico parecido.

En resumen, Lanata dijo de quien llamó la “viuda de Kirchner”:

– Usted se cagó en los pobres de Argentina.

– Usted los robó en la cara con cinismo y todavía hoy les miente.

– Usted prostituyó todo lo que tocó.

– Usted y su esposo hicieron retroceder a este país como nunca antes.

– Usted sin nada, es solo una pobre vieja enferma y sola peleando contra el olvido y arañando desesperadamente un lugar en la historia que ojalá la juzgue como la mierda que fue.

Es aventurado, de todas formas, decir que el Gobierno de Macri influye en la Justicia argentina. Es un hecho que el Gobierno actual no tiene demasiado interés y se cuida bastante de no meterse con la Justicia. Esta a su vez tampoco está interesada en que el Gobierno interfiere en sus temas y no está dispuesta a admitirlo.

En ambos casos, tanto el Gobierno como el Poder Judicial quieren marcar diferencias con el pasado. Su buena relación se basa en moverse y actuar con autonomía y que así se los vea.

Lógicamente, los hechos, lo que se publica y se sabe, generan interrogantes respecto a la libertad de los Kirchner.

Pero lo que ocurre no obedece a presiones, cálculos o estrategias políticas electorales especificas. No es eso lo que hoy pesa en la Justicia, según me lo reiteró un abogado, gran jurista y mejor “baqueano” en esta jungla.

La Justicia, me dijo, sigue investigando, y lo hace quizás con una “transparencia” o “exposición pública” mayor que la usual, pero atenta por sobre todo al factor “conmoción social”.

Este es un factor clave, me explicó: la prisión de Cristina Fernández de Kirchner es un hecho que habrá de provocar conmoción social. Por otro lado, la no prisión de CFK, con todo lo que surge cada día, es un factor que a su vez está generando conmoción social. Hay un punto de inflexión para ambas tendencias –Cristina presa o que Cristina siga en libertad–, y ahí será el momento de dictar sentencia, minimizando los riesgos y alcance de eventuales estallidos sociales, estimó mi informante.

Esa y no otra cosa es lo que preocupa hoy a la Corte y a los jueces en Argentina.

En eso, además, ahora hasta coincidirían con el papa Francisco, quien parecería que se está bajando suavecito y disimuladamente del caballo de los Kirchner.

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