Don Alfonso narra 60 años de periodismo como testigo de primera línea

Como testigo de primera línea, el decano de los periodistas ecuatorianos, el récord Guinness Alfonso Espinosa de los Monteros comparte su visión de hechos locales y mundiales de los últimos 60 años en su primer libro de memorias, una narración entrelazada con historias personales que dan calidez al relato.

En 2014, la organización de los Guinness reconoció como récord que Espinosa de los Monteros haya estado ininterrumpidamente 47 años y 83 días al aire como presentador de noticias, función en la que se mantiene hasta la actualidad en Ecuavisa, la misma televisión en la que inició, en 1967, su carrera en la pantalla chica.

A sus casi 75 años, (los cumplirá el 24 de diciembre) el periodista ha compilado en las 669 páginas de un primer tomo de memorias llamado «1961-1988. Entre el populismo y la dictadura», turbulentos hechos ocurridos en Ecuador y el mundo.

El periodista, que comenzó en la radio cuando era aún estudiante de secundaria, pretende que su libro sea «un legado para que no se diga que en el país no tenemos memoria, que nos olvidamos de las cosas, que los hechos que hemos vivido pasan tan rápidamente que los volvemos a repetir».

En entrevista con Efe, apuntó que espera que el libro -cuyo segundo tomo prevé presentar a principios de 2017-, facilite a los jóvenes entender acontecimientos actuales que están influenciados por hechos ocurridos en el pasado.

Poseedor de una de las voces consideradas de mayor credibilidad en Ecuador, Espinosa de los Monteros destacó la importancia del contexto histórico para entender lo que ha pasado en el país y por ello, las líneas de su libro, de fácil lectura, traspasan fronteras para contar hechos que han ocurrido en el mundo.

Aunque el libro está cargado de fechas, nombres y otros datos históricos, la sobria redacción con la que el periodista intercala datos y anécdotas personales, aligera la lectura, marcada, además, por la «cercanía» de alguien que desde hace casi medio siglo entra cada día en miles de hogares a través de la televisión.

Don Alfonso.
Don Alfonso.

Así, en su libro, da cuenta de momentos duros de su infancia en la que, incluso, pasó hambre, de crudas situaciones que debió enfrentar como periodista, experiencias que le sirvieron para superarse y decir ahora, con firmeza, que está «contento» con la vida que ha vivido pese a los momentos de serias dificultades.

El amor a su madre, Luz Guadalupe Rueda, y sus enseñanzas salpican diversos pasajes del libro que, en uno de sus apartes, narra la despedida con su progenitora cuando moría.

En su obra, Espinosa de los Monteros, de formación ingeniero comercial, se deja ver como un hombre trabajador, de sólidos principio y grandes pasiones, con una mentalidad abierta al cambio: cuestiona el rumbo que tomó la revolución cubana, que antes le cautivó, y se lamenta del sufrimiento de la Alemania dividida.

«Hay que tener en claro lo que ha ocurrido en el pasado para poder valorar el presente y construir el futuro por un camino adecuado y no repetir los errores», apuntó.

Por ello, recalcó que el propósito de su libro es conocer el pasado pero no aferrarse a él. «Siempre estamos cambiando y soñando con un futuro mejor», remarcó al destacar, por otra parte, la importancia de la tecnología, sobre lo que profundiza en el segundo tomo de sus memorias, que le han tomado cinco años escribir.

«Las ideologías nos han dado mucha teoría, ilusiones, sueños utopías, pero la tecnología nos ha dado cosas reales, los inventos, todo lo que tenemos ahora, que nos da tanta comodidad», añadió al recordar que la electricidad, por ejemplo, no la inventó un político, ideólogo, sino un científico.

Espinosa de los Monteros espera que, a través del conocimiento, su libro haga un aporte a la democracia, ese modelo político cambiante, que siempre da nuevas alternativas y visiones, dijo.

«Si mi libro proporciona conocimiento de buena parte de la historia de Ecuador y el mundo, en más de 60 años, seguramente el lector va a encontrar enseñanzas interesantes, las cosas que han pasado, el sacrificio que ha costado y, por supuesto, los errores y aciertos que hemos tenido», comentó.

Para él, bien llevados, periodismo y política son actividades «de servicio», pero los imagina como los rieles de una vía férrea, separados por una distancia. «Yo soy periodista y estoy en una tribuna, el político es político y está en una trinchera, no estamos en el mismo lugar», resumió. EFE (I)

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