Xi llega a su primer encuentro con Trump con Pyongyang en el punto de mira

El presidente de China, Xi Jinping, en Sudáfrica, en diciembre de 2015.

El presidente chino, Xi Jinping, inicia mañana un viaje a Estados Unidos para mantener su primer encuentro con Donald Trump, una reunión compleja en la que Corea del Norte será un asunto central, tras las continuas pruebas balísticas del régimen de los Kim, la última de ellas este mismo miércoles.

Xi llegará el jueves al club privado del mandatario estadounidense, Mar-a-Lago, en Florida, después de su visita de Estado a Finlandia y acompañado de su esposa, con quien disfrutará esa misma noche del banquete que les ofrecerán los Trump.

El crucial «cara a cara» durará unas 24 horas, con una parte más informal a su llegada el jueves y reuniones de trabajo al día siguiente.

En función de su estado de ánimo, ambos líderes compartirán algún paseo pero no habrá lugar para la diplomacia del golf que Trump sí practicó con el primer dignatario extranjero al que invitó a su mansión, el japonés Shinzo Abe.

Aunque ambos Gobiernos abogan por conseguir una relación constructiva, se pronostican turbulencias. El propio Trump ya adelantó que será una cita difícil y los expertos coinciden en dos frentes: Corea del Norte y el comercio.

«La cooperación de China para contener la amenaza norcoreana va a ser un asunto primordial», subrayó en una charla en Pekín el analista del centro Carnegie Endowment for International Peace, Ashley Tellis, cuyo nombre ha sonado como posible embajador de Trump en la India.

El equipo de Trump ya ha adelantado que advertirá a Xi de que «se ha agotado» el tiempo para ser pacientes con Corea del Norte y tratará de convencerle para que dé más pasos contra su vecino.

La nueva Administración reafirmó esta semana que baraja todas las opciones para frenar el desarrollo nuclear y armamentístico de Pyongyang, incluida la vía militar, un extremo que enfurecería a China, que insiste en volver al diálogo.

«No creo que en esta reunión lleguen a un acuerdo», dice al respecto el director del Centro de Estudios de EEUU de la Universidad de Fudan en Shanghái, Sheng Dingli, quien defiende que Pekín ya suspendió las importaciones de carbón norcoreano, una de las principales entradas de capitales de Pyongyang, y se niega a comentar si debe tomar más medidas en ese sentido.

No obstante, Sheng se muestra confiado en que Xi y Trump avanzarán en materia comercial, pues asegura que hay «mucho margen» para que China aumente sus importaciones, una idea que ya contemplan las autoridades, que han pedido a Washington que relaje los controles a sus exportaciones de alta tecnología para atajar el déficit.

«Creo que los chinos traerán regalos, una estrategia razonable para ellos, pero no creo que vaya a ser una conversación fácil», apunta el analista Tellis.

La propuesta de Xi podría traducirse en más inversión y creación de empleo en EEUU, pero Tellis duda de que «vaya a comprar (así) su salida del problema»: «Hay muchos votantes en EEUU afectados por el comportamiento comercial de China de los últimos 30 años».

En todo caso, los analistas no creen que Trump vaya a materializar sus amenazas y declarar a China manipulador de la moneda o imponer aranceles del 45 % a sus productos.

Entre otros asuntos, se espera que Washington también hable del papel chino en Oriente Medio y que Pekín siga presionando contra el despliegue del sistema antimisiles estadounidense THAAD en suelo surcoreano, que considera una amenaza a sus puertas, e insista en su soberanía en el Mar de China Meridional, donde ambas potencias protagonizan un choque de poderes.

«Yo soy optimista. Creo que será una reunión exitosa. Claro que habrá discusiones, es normal: todos quieren defender sus intereses, pero no significa que no puedan cooperar», considera Wang Dong, profesor de política internacional en la Universidad de Pekín.

Ese mismo espíritu se repite en las declaraciones del régimen comunista, cuya orquestada puesta en escena es completamente antagónica a la imprevisibilidad de la Administración Trump.

Ahora los expertos chinos confían en que el exitoso magnate no se salga «de tono», como lo ha hecho con otros invitados: «Estoy seguro de que Trump está siendo bien aconsejado de lo que no debe hacer», enfatiza a Efe el profesor Wang. EFE

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