
WASHINGTON (AP) — El decomiso de una planta de General Motors en Venezuela ocurre en momentos en que la economía de esa nación sudamericana está sumida en una prolongada caída en espiral que ha ocasionado una miseria extendida. Los precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad se han incrementado enormemente, y los empleos han desaparecido.
Esos problemas han sido exacerbados por la repetida confiscación por parte del país de activos extranjeros, y en la actualidad aproximadamente 25 empresas litigan contra el gobierno de Venezuela ante un panel del Banco Mundial sobre tales decomisos.
A continuación algunas cifras que ilustran la calamidad económica del país sudamericano:
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UNA ECONOMÍA EN UN ENORME HOYO
En 2016, la economía de la nación se contrajo 18% —una catástrofe a nivel de depresión_, según cálculos del Fondo Monetario Internacional. En comparación, la economía de Grecia, la peor de Europa, se redujo 9,1% en el peor momento de su crisis en 2011.
El año pasado la economía griega se mantuvo sin cambios. La economía venezolana se encogió 6,2% en 2015 y 3,9% en 2014, cuando un desplome en los precios internacionales del petróleo sumió en el caos a la nación rica en crudo.
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UNA INFLACIÓN VERTIGINOSA
A pesar de los vastos recursos petrolíferos de la nación, los venezolanos esperan formados para adquirir comida, gasolina y otros artículos básicos, los cuales están subiendo enormemente de precio. La inflación se incrementó un sorprendente 255% en 2016, según el FMI, después de un alza de 122% en 2015.
El único otro país en una situación parecida, según el Fondo, es el recientemente creado Sudán del Sur, con una inflación de 380% en 2016.
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DESEMPLEO CRECIENTE
La tasa de desempleo de Venezuela llegó a 21,2% el año pasado, frente a 7,4% en 2015. Esto es similar a las tasas en algunos países europeos en aprietos, como España, donde la tasa fue de 19,6% en 2016.
(I)