Urgencia de cambios

Un país dividido por los que detentan el poder y los que nos encontramos casi entrampados en un sistema absolutista garante de la impunidad, que aúpa los actos de corrupción.

¿Qué hacer cuando estamos sometidos a un sistema que ha cooptado todos los poderes y en donde la gran mayoría de la gente buena ha decidido no opinar y ver qué sucede sin salir de su zona de confort “viendo los toros de lejos»? Pienso que urge que el pueblo ecuatoriano abra sus ojos y sobre todo su percepción de lo que es correcto y lo que es incorrecto.

En las próximas semanas las autoridades deberán tomar decisiones cruciales: si el Fiscal de la Nación abre la instrucción fiscal al Vicepresidente Jorge Glas o no; y si el Presidente Lenín Moreno llama, en efecto, a una Consulta Popular.

Los ecuatorianos debemos estar preparados ante cualquier estrategia que atente contra la gobernabilidad y que profundice más los problemas que nos embargan por las fracasadas decisiones políticas de la década correista.

Muy cierto es que el presidente Lenín Moreno deberá establecer diálogos tanto con la oposición como con el oficialismo, pero deberá tener presente que sus mandantes estamos cansados de arreglos y amarres que lo único que han logrado ha sido beneficiar a un esquema de corrupción.

Hemos visto con asombro incipientes señales de cambio: se han abierto procesos penales en contra del ex presidente Rafael Correa por influencia en la Justicia; y cómo por el caso Odebrecht grupos de poder económico han sido llamados por la Fiscalía.

A estos se suman los descubrimientos que el gobierno de Moreno se encuentra realizando con sus visitas a la Refinería de Esmeraldas y a la Universidad del Conocimiento Yachay Tech.

Como militar tuve una percepción de lo que sucede en el Ecuador y cómo el despilfarro y corrupción han venido afectando no sólo a los más necesitados sino al más importante objetivo nacional: su seguridad.

Y ahora, como ciudadano de a pie, con todo el derecho a expresarme, confirmo que el latrocinio a las arcas del Estado ecuatoriano encabezado por ex ministros y funcionarios, unos detenidos y otros prófugos, atenta contra el equipamiento de nuestras Fuerzas Armadas y se dilatan los planes de fortalecimiento en sus distintas fases.

No solo los políticos de turno sino los mandos militares que facilitaron que el correismo intente materializar sus intenciones desinstitucionalizadoras dentro de FFAA deberán algún día rendir cuentas a la Justicia, tanto por atentar contra la seguridad del Estado como por haber violentado los más caros principios institucionales y haber demostrado su obsecuencia al poder político y pobreza de liderazgo militar.

Esperemos que los “buenos”, la gran mayoría de ecuatorianos, retomemos las riendas de la Patria y la doble moral sea sepultada de por vida. Necesitamos un país mejor con un futuro promisorio para nuestros hijos.

  • Edwin Ortega Sevilla es Capitán de Corbeta de la Armada Nacional.

Más relacionadas