Ecuador en una situación inédita y complicada con Glas en prisión

El vicepresidente Jorge Glas, en el momento en que ingresa a la Cárcel 4, en Quito, el 3 de octubre ade 2017. Foto de EcuadorTV.

Ecuador atraviesa por una situación inédita y complicada políticamente con su vicepresidente, sin funciones, Jorge Glas, en prisión preventiva desde el la noche del pasado lunes por sospechas de implicación en una trama de corrupción, que él niega, atada al caso de supuestos sobornos de la firma Odebrecht.

Glas, investigado por supuesta asociación ilícita, cumple su segundo día en una cárcel especial en Quito luego de que la Corte Nacional de Justicia aceptara el pedido de prisión preventiva de la Fiscalía General del Estado.

El experto constitucionalista Stalin Raza, se refiere a Glas como vicepresidente «nominal» pues mantiene su cargo «en membrete» ya que sus funciones se las retiró en agosto pasado el jefe de Estado, Lenín Moreno, en respuesta a una dura crítica del vicepresidente a sus revelaciones sobre la situación económica del país.

Pero si Glas ya no tenía funciones, la medida cautelar le impide ahora ejercer físicamente, de forma temporal, la designación ganada en las urnas en abril pasado, cuando fue reelegido.

Se trata de «una situación inédita en el país, además de francamente vergonzosa», dice Raza a Efe al opinar que «por sensibilidad», Glas debería renunciar, extremo que el vicepresidente descarta pues dimitir -dice- sería como aceptar su culpabilidad.

Raza cuestiona que Glas haya pedido a su movimiento político Alianza País que le «excuse» de cumplir sus funciones como primer vicepresidente de la formación política mientras dure el «injusto» proceso, pues su situación podría afectar a la agrupación, y que no haya tenido la misma sensibilidad con el país.

Y mientras Glas permanece en una cárcel, -que es en realidad una casa adecuada con capacidad para unas 50 personas, y en la que tiene custodia especial por su condición de vicepresidente-, afuera el ajedrez político ensaya diversas jugadas.

Están, por ejemplo, los opositores que quieren desempolvar en la Asamblea Nacional (Parlamento) un juicio político contra Glas, archivado en julio pasado, y con el que querían censurarlo por supuesta responsabilidad política en temas de corrupción en los sectores estratégicos.

Pero, más allá de la situación jurídica del segundo mandatario, se espera que se concrete el análisis que hace en el Ejecutivo sobre la ausencia física de Glas, quien, por otra parte, y para evitar los crecientes comentarios de una «ausencia temporal», ha decidido tomar dos meses de vacaciones, según su defensa.

Raza se pregunta cuál será entonces la posición de Moreno si, jerárquicamente en el ámbito laboral, los permisos de vacaciones se los solicitan al jefe, y, en este caso, debería ser el presidente.

El que no haya antecedentes de una situación parecida, abre un abanico de interrogantes.

Raza, profesor de la Universidad Andina y máster en derecho penal, cree que «una persona común y corriente, que no tiene ningún problema con la justicia, se toma vacaciones de manera voluntaria», pero Glas está «obligatoriamente ausente del cargo», circunstancia que -opina- hace que «esté incurso en la causal de falta temporal».

Según la Constitución, se considera ausencia temporal cuando la segunda autoridad enfrenta un quebranto de salud u «otra circunstancia de fuerza mayor que le impida ejercer su función durante un periodo máximo de tres meses o la licencia concedida por la Asamblea Nacional».

La defensa de Glas ha dicho que apelará a la orden de prisión preventiva, pero Raza cree que independientemente del resultado de esa gestión, Moreno debería designar ya un reemplazo temporal de Glas como figura vicepresidencial, pues las funciones ya las encargó en el pasado a una ministra.

Constitucionalmente, si en noventa días Glas no soluciona su situación y no está en condiciones de reintegrarse a sus funciones, la ausencia se vuelve definitiva y obliga al jefe de Estado a enviar una terna a la Asamblea en busca de un reemplazo definitivo.

Si la situación de Glas ha unido a la oposición en la Asamblea en busca del juicio político, en la otra orilla ha resquebrajado al movimiento oficialista donde unos creen que Glas debe dar «un paso al costado» y otros defienden su decisión de no renunciar.

Entre tanto, el presidente del Colegio de Abogados de la provincia de Pichincha, Ramiro García, cuestiona que se procese a Glas por asociación ilícita pues cree que debería ser investigado por peculado y enriquecimiento ilícito, entre otros, pero el vicepresidente insiste en que no hay pruebas de nada en su contra.

Y mientras se resuelve lo que la defensa de Glas llama una «injusta y arbitraria prisión preventiva», la mirada está puesta en la Fiscalía y, finalmente, en la Corte Nacional de Justicia donde se deberá definir si se llama o no a juicio al vicepresidente. EFE

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