WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump desestimó a George Papadopoulos el martes como un “mentiroso” y un simple voluntario de campaña, pero documentos oficiales recién publicados esbozan los frecuentes contactos del ex asesor con altos funcionarios y ciudadanos extranjeros que prometieron darle acceso a altos niveles del gobierno ruso.
Dejan entrever también que se avecinan más dolores de cabeza para la Casa Blanca y ex funcionarios de la campaña. Papadopoulos, que ahora coopera con el fiscal especial Robert Mueller mientras éste investiga posibles lazos entre Rusia y la campaña presidencial de Trump en el 2016, está listo para hablar.
Documentos judiciales del caso de Papadopoulos dados a conocer el lunes enlistan una serie de personas que estuvieron en contacto con él durante la campaña, pero sólo se les identifica como “supervisor de campaña”, “consejero político” y “alto funcionario de campaña”. Dos de los funcionarios no identificados son de hecho el ex director de la campaña, Paul Manafort, y su socio comercial Rick Gates, ambos acusados de crímenes financieros en un formulación de cargos hecha pública el lunes.
Las conversaciones descritas en los documentos de acusación van al corazón de la pequisa de Mueller, al reflejar los esfuerzos de Papadopoulos por orquestar reuniones entre los asesores de Trump e intermediarios del gobierno ruso, y revelar cómo se enteró de que los rusos tenían “material perjudicial” sobre Hillary Clinton en forma de “miles de correos electrónicos”.
Aunque los contactos pudieron no ser ilegales en sí mismos, las indirectas, pero reveladoras, referencias a personas no identificadas _incluido “profesor” y “ciudadana rusa”_ dejan en evidencia que el equipo de Mueller ha identificado a varias personas que estaban al tanto de los esfuerzos de contacto de ida y vuelta entre rusos y asociados de Trump en su esfuerzo por ser elegido.
Es una realidad que pone en duda el retrato que el gobierno hace de Papadopoulos como un operador secundario dentro de la campaña, un argumento repetido el martes por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien le restó importancia al llamarlo un “voluntario” con una participación mínima.
Al acusar a Papadopoulos, de 30 años, de mentirle al FBI, el equipo de Mueller advierte de que le espera un destino similar a cualquiera cuyas declaraciones se desvíen de los hechos.
“Creo que a todos a los que Mueller y su equipo querían enviarles un mensaje escucharon el mensaje fuerte y claro”, dijo Jacob Frenkel, un abogado que labora en Washington.
Durante el fin de semana, la Casa Blanca se había preparado para una formulación de cargos contra Manafort y una acusación de mala praxis financiera que podía minimizar como no relacionada con la campaña ni con el gobierno. Luego salieron a la luz la declaración de culpabilidad de Papadopoulos y una declaración adjunta de hechos en la que se detallaba su deseo de organizar una reunión entre Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, así como su colaboración con los fiscales desde su arresto en un aeropuerto a mediados del año pasado.
La cantidad de contactos establecidos es sustancial. Durante un periodo de seis meses, que terminó el 15 de agosto, Papadopoulos se reunió, telefoneó, estableció contacto por Skype o envió correos electrónicos a tres contactos extranjeros o a cinco funcionarios distintos de campaña de Trump un total de 29 veces.
Fue detenido en julio, pero el caso no fue hecho público hasta el lunes, lo que le dio semanas a los fiscales para interrogarlo. En un principio fue arrestado por declaraciones falsas y obstrucción de la justicia, pero sólo se declaró culpable de mentirle al FBI, una posible señal de una mayor colaboración a cambio de recibir indulgencia.
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