Rojo Mexicano: Rubens y Van Gogh unidos por un insecto 

CIUDAD DE MEXICO (AP) — ¿Qué tienen en común Rubens, Van Gogh y Velázquez con los cactus mexicanos? Esa es la pregunta que se hicieron los organizadores de la exposición “Rojo Mexicano. La grana cochinilla en el arte”, que explora más de tres siglos de uso de la técnica de teñido con grana cochinilla.

La grana cochinilla es un diminuto insecto parasitario que crece en los nopales, ese cactus que aparece en el escudo de la bandera de México. Su uso para teñir telas, paredes y otros materiales comenzó en la época prehispánica, pero en la colonia se popularizó por las intensas gamas de colores que puede alcanzar, las cuales van del púrpura al naranja, pasando por su característico rojo. De ahí que se le conociera como “carmín de las indias” y el secreto de su origen fuera celosamente guardado por España. Su costo era tan elevado que se convirtió en el segundo producto de exportación de la Nueva España.

“El aspecto económico es absolutamente fundamental”, dijo Georges Roque, curador de la muestra, que se inaugura el viernes en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de México y estará abierta al público hasta el 4 de febrero de 2018.

“La producción y el comercio de la grana cochinilla fue una fuente de ingreso enorme, la segunda fuente de ingreso para España después de la plata a lo largo de como tres siglos”, añadió el martes por la noche en una entrevista con The Associated Press.

La exposición es fruto de la ciencia y se debe en gran medida al interés que ha generado esta técnica de pigmentación en años recientes.

Primero llegó el libro “A Perfect Red: Empire, Espionage, and the Quest for the Color of Desire” (2006) de Amy Butler Greenfield, el cual inspiró a los representantes de Bellas Artes a organizar un coloquio de expertos en arte en 2014 que confirmó la búsqueda internacional por este fenómeno en la pintura. La muestra culmina la colaboración de múltiples instituciones internacionales como la Galería Nacional en Londres, El Prado, la Galería Uffizi, el Musée D’Orsay y la Galería de Arte Nacional en Washington, que aportaron análisis científicos a sus obras maestras para detectar la presencia de la grana cochinilla.

“Una exposición como esta no se habría podido hacer hace como 15 años porque todavía no se habían desarrollado esas herramientas científicas que utilizamos ahora”, dijo Roques, quien destacó en el caso de México el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma para revisar a lo largo de tres años más de 200 obras, provenientes de instituciones como el Museo Nacional de Arte, el Museo Franz Mayer, el Museo del Virreinato y colecciones particulares, para preparar la exposición.

Una de las piezas clave es un fragmento textil del año 300 a.C. que confirma el origen mexicano de la grana cochinilla. Tras la conquista la técnica de teñido rápidamente se popularizó en Europa y para 1530 los mercaderes de Venecia y Florencia la habían introducido a telas como la seda. Veinte años después era usada por pintores, en muchos casos para representar esas mismas telas con los rojos exquisitos que solían estar reservadas para personas distinguidas o figuras religiosas.

Estamos muy contentos de presentar aquí una obra importante de Tintoretto”, dijo Roques sobre “La deposición de Cristo», creada a finales de la década de 1550. “En el caso de Tintoretto es todavía más interesante porque él estaba muy cercano a la industria tintorera, precisamente porque su papá era tintorero y de ahí su apodo”.

Otra de las primeras pinturas europeas con esta técnica que se incluyen en la muestra es un “Retrato de hombre con armadura” de Tiziano, creada cerca de 1530. La cochinilla cautivó también a los pintores españoles como el Greco (“Cabeza de cristo”, 1600) y Velázquez (“Retrato del Arzobispo Fernando de Valdés”, 1645). Era solo cuestión de tiempo para que otros maestros como Rubens (“Isabella Brandt”, 1610) o Van Dyck (“Retrato del príncipe Charles Louis”, 1637) cayeran igualmente rendidos.

La muestra deja ver que pese a la introducción de otras técnicas de teñido, el color de la grana cochinilla se mantuvo como predilecto de los impresionistas como Van Gogh, de quien se incluye una versión de su recámara en Arlés creada en 1889, e incluso de artistas japoneses que la usaron en los resplandecientes rojos de sus grabados en el siglo XIX.

“Existe una carta extraordinaria de Van Gogh en la que hace el elogio de la cochinilla comparándola con el vino. … Utilizó Van Gogh cochinilla en muchas obras, solamente dentro de las obras que pertenecen al Museo Van Goh se ha encontrado cochinilla en casi 50”, dijo Roque durante un recorrido de la exhibición para la prensa.

Los grabados japoneses “fueron una fuente muy importante para todos los pintores impresionistas”, agregó. “Todos tenían una colección de grabados japoneses y Van Gogh y su hermano compraron 350”.

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