El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiso hoy distanciarse de la derrota electoral cosechada este martes por el candidato republicano al Senado por el estado de Alabama, Roy Moore, que le ha costado a los conservadores un asiento en la Cámara alta que no cedían desde 1990.
«La razón por la que originalmente apoyé a Luther Strange (y sus números subieron poderosamente) es que dije que Roy Moore no sería capaz de ganar las elecciones. ¡Tenía razón!», escribió a primera hora de esta mañana el presidente en su cuenta personal de Twitter.
El candidato del Partido Demócrata, Doug Jones, obtuvo 49,9 % (670.551 votos) por 48,4 % de (649.240 votos) de Moore, el ultraconservador que ganó por sorpresa las primarias republicanas y, una vez proclamado candidato, fue acusado de abusos sexuales por ocho mujeres.
En un principio, Trump había respaldado la candidatura de Strange en las primarias de su partido, sin embargo, éste acabó perdiendo ante Moore, un evangelista que cita la Biblia a menudo y que hace años fue expulsado del Tribunal Supremo de Alabama por desafiar órdenes judiciales.
Tras las primarias, el presidente evitó respaldar a Moore, pero debido a la importancia de estas elecciones especiales en las que estaba en juego un escaño en el Senado, que a partir de ahora dominarán los republicanos por apenas un voto de diferencia, Trump acabó pidiendo el voto para el polémico candidato conservador.
Al igual que Trump, Moore ha sido acusado de ser racista y, lo que en estos momentos parece ser aún más grave en Estados Unidos, de haber acosado sexualmente a un grupo de mujeres que, tal y como pasó en la campaña presidencial de 2016, decidieron hacer públicas sus alegaciones con el objetivo de que el hombre que presuntamente las acosó no ganara los comicios.
Por este motivo, a pesar de la falta de sintonía entre Trump y Moore, numerosos analistas han establecido numerosos paralelismos entre ambos políticos y, en las últimas horas, algunos de ellos no han dudado en interpretar la derrota electoral de ayer como una prueba del menguante apoyo a la actual Presidencia. EFE