Pago por ver

Inmediatamente implementó el Consejo Consultivo. La conciliación era algo que el país anhelaba después de una década de monólogo y sabatinas odiosas. Solamente ese detalle ofreció confianza para producir.

El Consejo fue inicialmente dirigido por el ex vicepresidente. Para aquel entonces, la percepción de la opinión pública era que ese personaje tenía graves indicios de responsabilidad penal. A pesar de ese desaire, el sector productivo asistió al llamado de diálogo.

La Ministra de Industrias y Productividad pasó a ocupar esa posición, después de que despojaron de sus funciones al vicepresidente, como consecuencia de haber enviado una carta acusatoria al presidente en el mes de agosto del año pasado.

Resultados del Consejo Consultivo: ninguna propuesta fue acogida y se promulgó la Ley de Reactivación Económica, que está diseñada para recaudar más para cubrir el hueco fiscal. No para competir mejor y producir más. Se aplicará la misma receta de los últimos cuarenta años.

De cualquier manera, la mayoría de las sugerencias para mejorar la economía no hubieran sido aprobadas por las instituciones y funciones del Estado controladas por el oficialismo. De principio a fin, el Consejo no fue más que una argucia.

El gran ganador: el presidente. Se legitimó y quedó ante los electores como una persona abierta al diálogo. En el camino quedó el vicepresidente. Sentenciado por asociación ilícita, abriendo la posibilidad para el enjuiciamiento por una serie de presuntos delitos relacionados contra la administración pública. Pareciera una buena señal, pero solamente fue un daño colateral dentro de la guerra por el poder.

En el camino, hemos tenido el desagrado de las visitas al país del ex presidente. Constató su falta de popularidad en las calles. Su pandilla tomó nota y ahora requiere ejecutar nuevas acciones para blindar su pasado, porque se quemó el fusible del ex vicepresidente.

Quedan pocos muros cortafuegos que eviten que se inicien procesos investigativos, de allí que la consulta popular y referéndum cobraron importancia vital en la arena política. El ex presi va a hacer campaña por el “no” y se atribuirá ese porcentaje de votación como medida para probar su popularidad.

La consulta se ha convertido en una medición de fuerzas para lograr la gobernabilidad. Ya no interesa el contenido, sino los porcentajes de votación. Finalmente, las preguntas sobre la reelección indefinida o cualquier otra podrán ser modificadas en el futuro.

La vice electa representa un esfuerzo para zanjar el enfrentamiento al interior del movimiento gobiernista. El padre de esta servidora pública es amigo del presidente y admirador del difunto Hugo Chávez.

La vice podría no tener funciones trascendentes y supuestamente se encuentra dentro del círculo de confianza del poder ejecutivo. Habría que ver si ratifica su discurso histórico como asambleísta o lo abandona. Lo segundo revelaría deshonestidad intelectual y traición a quien le ofreció oportunidades.

Se advierte a un presidente agobiado por estas pugnas, que podría en cualquier momento decidir retornar a su vida de ensueño en Ginebra y dejarnos con estos angelitos, incluyendo a los reyes magos del frente económico, que no buscan la prosperidad de la sociedad civil, sino la de las arcas públicas.

Según este análisis, deberíamos votar “sí” en la consulta, para que después, se tomen las verdaderas medidas económicas que mejoren nuestra calidad de vida y despachen para siempre a los personajes oscuros.

Suena al cuento del gallo pelón, pero votaré por el “sí”. En póker se llama “pago por ver” cuál carta sigue y luego decidir si continuo en la apuesta.

Nos han conducido hasta este callejón oscuro, el único que nos queda a los que queremos seguir trabajando en este país.

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