Cumbre decide aumentar vigilancia marítima para presionar a Corea del Norte

Soldados norcoreanos saludan mientras suena el himno nacional, durante un desfile militar el sábado 15 de abril de 2017 en Pyongyang, Corea del Norte. (AP Foto/Wong Maye-E)

Los 20 países reunidos hoy en Vancouver (Canadá) para discutir nuevas formas de presionar a Corea del Norte para que abandone su programa de armas nucleares, decidieron hoy fortalecer la vigilancia marítima para impedir que Pyongyang se salte las sanciones de la ONU.

Aunque ni el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, ni la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, los dos anfitriones de la cumbre, denominaron la medida como un «bloqueo naval», la intención es aumentar «el coste» para Corea del Norte de su «mal comportamiento».

A la cumbre asistieron 20 países que participaron de una forma u otra en la Guerra de Corea de 1950-1953, desde EE.UU. a Canadá, pasando por el Reino Unido, Francia, Australia, Colombia, Grecia o Luxemburgo.

Durante la rueda de prensa que Freeland y Tillerson protagonizaron al final de la reunión, el secretario de Estado estadounidense declaró que se debe «aumentar el coste del comportamiento del régimen hasta el punto que Corea del Norte llegue a la mesa de negociaciones para tener negociaciones creíbles».

«No aceptaremos una Corea del Norte con armas nucleares», dijo Tillerson haciéndose eco de las palabras del ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Taro Kono, quien en la apertura de la cumbre de Vancouver declaró que la comunidad internacional «ha dejado claro que una Corea del Norte nuclear nunca será aceptada».

Al mismo tiempo, Tillerson instó a China y Rusia, los dos principales aliados de Pyongyang, a que se unan a la coalición de naciones e implementen totalmente las sanciones impuestas a Corea del Norte.

Los dos países, que fueron los principales aliados de Corea del Norte durante la Guerra de Corea de 1950-1953, han sido acusados de colaborar con las autoridades norcoreanas para evadir las sanciones con tretas como el trasvase en alta mar entre navíos de cargamentos prohibidos que terminan en el país comunista.

Por eso, Tillerson señaló que los 20 países reunidos en la cumbre de Vancouver están solicitando «fortalecer las operaciones de interdicción marítima mundial para evitar las transferencias ilegales de barco a barco».

«Quiero que quede claro que no queremos interferir con las actividades marítimas legítimas», precisó.

Pero en otro claro mensaje a China y Rusia, que fueron expresamente excluidos de la cumbre por Canadá y Estados Unidos, Tillerson también dijo que no se tolerará la evasión de las sanciones. «Seguiremos llamando la atención y nombraremos a las entidades e individuos cómplices con esas acciones», apostilló.

En la apertura de la cumbre, el ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Kyung-wha Kang, también aseguró que para su país, la única forma de conseguir que Pyongyang se siente a negociar la erradicación de su programa nuclear es implementar las sanciones impuestas por la ONU a finales de 2017.

Kang señaló además que la comunidad internacional debe no sólo establecer duras sanciones contra Corea del Norte, sino también «ofrecer un futuro diferente y brillante» a las autoridades norcoreanas si cumplen con las solicitudes de la ONU.

Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, reforzó el mensaje de que es necesario permitir que las sanciones funcionen para acorralar económicamente al régimen norcoreano.

Según declaró Freeland, los 20 países reunidos en Vancouver, entre ellos Estados Unidos y Corea del Sur, acordaron «trabajar juntos para que las sanciones (contra Corea del Norte) sean estrictamente ejecutadas».

Pero la ministra canadiense también dejó claro que los países de la cumbre de Vancouver no buscan «un cambio de régimen (en Corea del Norte) o su colapso».

Freeland anunció que Canadá proporcionará 3,25 millones de dólares a un fondo cuyo objetivo es asegurar que se cumplan las sanciones de la ONU.

El fondo estará destinado a países que «tienen la voluntad política de implementar las sanciones pero les falta la capacidad técnica». EFE

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