Empieza la temporada de fanesca

No es necesario esperar a la llegada de la Semana Santa para empezar a consumir fanesca: los restaurantes de Quito han empezado ya a ofrecer este plato que sintentiza una historia de mestizaje.

Los entendidos remontan el origen de la fanesca a la época prehispánica, cuando los incas celebraban el Mushuc Nina, o el eclipse equinoccial, fenómeno que se origina cuando el sol y la línea equinoccial se encuentran perpendiculares, dando como resultado la desaparición de cualquier sombra, a la vez que es el anuncio del comienzo de la época de cosecha. Para celebrarlo, los incas cocinaban granos y calabazas andinas.

Al llegar los españoles la sopa del Mushuc Nina evolucionó y se incluyeron nuevos productos, como el arroz, las habas y los lácteos, todos ingredientes traídos por los españoles. La fanesca, como la conocemos hoy, es la fusión perfecta entre el viejo y el nuevo mundo en nuestra mesa.

Este platillo contiene 12 granos y calabazas andinas. Se acompaña con empanadas, queso fresco, plátano maduro frito y bacalao seco. Según la creencia católica, los granos representan a los 12 discípulos y el bacalao representa a Jesús. Tradicionalmente se asocia su consumo a la prohibición, por parte de la Iglesia, de comer carne roja durante la época de cuaresma hasta el domingo de resurrección.

Para los incas fue la fusión de los productos de la cosecha joven durante el equinoccio; para los católicos, los 12 discípulos y el cuerpo de Jesús. Para los ecuatorianos, en general, esta sopa es esencia, es familia, es pertenencia. (I)

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