El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó hoy un Gobierno continuista en el que mantienen sus cargos sus principales colaboradores: los ministros de Exteriores, Serguéi Lavrov, y Defensa, Serguéi Shoigú.
«Estoy de acuerdo. Firmaré hoy el decreto con los nombramientos», dijo Putin al reunirse en su residencia de verano en el balneario de Sochi (mar Negro) con el primer ministro, Dmitri Medvédev.
El Ejecutivo consensuado por los dos miembros del tándem que dirige este país desde 2008 confirmó en los puestos clave a la vieja guardia y los cambios son escasos y poco significativos desde el punto de vista político.
Aunque Lavrov ya tiene 68 años, nadie daba un duro por que Putin renunciara al jefe de la diplomacia en un momento en que las relaciones con Occidente se encuentran en su momento más bajo y las sanciones no dejan de golpear la economía rusa.
Durante los últimos años Lavrov ha tenido que trabajar en diferentes frentes diplomáticos y lidiar con numerosos contenciosos, como los provocados por la intervención rusa en Osetia del Sur, la anexión de Crimea, los casos de los espías Litvinenko y Skripal, las guerras en Ucrania en Siria y las sanciones occidentales.
Con todo, pese a que su carácter se ha agriado en comparación con cuando era embajador ante la ONU, Lavrov es un diplomático de gran prestigio en el mundo, tanto en Occidente como en los países en desarrollo.
Además, Lavrov, que ejerce de titular de Exteriores desde 2004, y Shoigú, ministro de Defensa desde 2012, son los políticos más populares de Rusia después del jefe del Kremlin.
Shoigú, de 63 años, ha sido el encargado de poner en práctica los planes militares de Putin en Siria, donde el Ejército ruso logró evitar el derrocamiento de Bachar al Asad y una posible intervención militar estadounidense.
En los próximos seis años Shoigú deberá aplicar el ambicioso programa de rearme estratégico de las Fuerzas Armadas rusas, al tiempo que refuerza la defensa nacional en lugares sensibles como Crimea o el enclave báltico de Kaliningrado, ante lo que Moscú considera como la amenaza de la OTAN.
Además, el ministro de Finanzas, Antón Siluánov, se convirtió en número dos del Gobierno al ser nombrado viceprimer ministro primero, al tiempo que conserva su cartera, decisión que sorprendió a los analistas.
Siluánov sustituye al estrecho aliado liberal de Medvédev, Arkadi Dvorkóvich, que acaba de ser designado jefe del comité organizador del Mundial de Fútbol.
Seguirán a las órdenes de Medvédev el ministro de Economía, Maxim Oreshkin; Interior, Vladímir Kolokóltsev, y Cultura, Vladímir Medinski, que conservó el puesto pese a las numerosas críticas que ha recibido por sus políticas patrioteras.
El nuevo ministro de Agricultura será Dmitri Pátrushev, hijo del actual jefe del Consejo de Seguridad de Rusia y estrecho colaborador de Putin en los servicios secretos, Nikolái Pátrushev.
Dmitri Pátrushev, de 40 años y que trabajaba hasta ahora en el sector bancario, es considerado miembro de la casta conocida como «jóvenes de oro», los hijos de los altos funcionarios salidos del KGB soviético que dirigirán Rusia en las próximas décadas.
Medvédev creó un nuevo ministerio, el de Ilustración, que se encargará de la educación primaria y secundaria; mientras la antigua cartera de Educación pasa a llamarse ministerio de Ciencia y Educación Superior.
Destaca la salida del Gobierno de los influyentes viceprimer ministros encargados de Economía, Ígor Shuválov; industria militar y espacial, Dmitri Rogozin, y política exterior, Dmitri Prijodko.
Rogozin, antiguo embajador ruso ante la OTAN, pagó el precio de los numerosos escándalos ocurridos en el ámbito espacial, lo que incluyó el fracaso de varios lanzamientos y los atrasos y casos de corrupción en la construcción de un nuevo cosmódromo.
Entre los ministros que dejan el cargo figuran los titulares de Agricultura, Alexandr Tkachev; Situaciones de Emergencia, Vladímir Puchkov, y Transporte, Maxim Sokolov.
La Duma o Cámara de diputados de Rusia aprobó en mayo pasado la candidatura de Medvédev al cargo de primer ministro, con lo que se mantiene el tándem que ha dirigido este país desde 2008.
Putin, que revalidó en marzo pasado su cargo de presidente por otros seis años, ha encargado al Gobierno convertir a Rusia para 2024 en una de las cinco principales economías mundiales, cuando ahora ocupa el duodécimo lugar, a lo que contribuiría la reducción del gasto en defensa.
Eso incluirá la reducción a la mitad de los índices de pobreza, que afectan ahora a unas 20 millones de personas (un 13 % de la población), aumentar la esperanza de vida hasta los 78 años y mejorar anualmente la vivienda de 5 millones de familias. EFE