La condena por dos delitos de corrupción ha sido el último escalón en la caída de Amado Boudou, quien llegó a la cúspide del poder en Argentina como vicepresidente (2011-2015) de Cristina Fernández y hoy ha tocado fondo al ser el primero en su cargo que pisará la cárcel.
Con una posición acomodada desde su infancia y una sólida formación en economía, Boudou, de 55 años, tuvo una meteórica pero breve carrera que se torció cuando, aún en el Gobierno, las causas judiciales comenzaron a acecharle, y llevaron a su detención en pijama y descalzo a finales del año pasado, una imagen que fue filtrada a los medios y supuso un mazazo para su reputación.
En su alegato final de hoy, Boudou se declaró inocente y víctima de una persecución política por haber querido «transformar la realidad» del país, y habló de una «revancha» frente a unos jueces que le condenaron a cinco años y diez meses de prisión por cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública.
Según el tribunal, cuando Boudou se desempeñaba como ministro de Economía en 2009, adquirió junto a su socio una imprenta de dinero en quiebra -Ciccone Calcográfica- con el objetivo de imprimir billetes y documentación oficial.
La opinión pública argentina conoció esta sentencia en medio de un gran despliegue mediático que incluía emisiones en directo de la furgoneta policial que lo llevaba a un penal de los alrededores de Buenos Aires, por parte de unos medios de comunicación en los que pocos de sus antiguos compañeros se han esforzado por lavar su imagen.
Amado Boudou nació en 1963 en Buenos Aires, fue licenciado en Economía en la Universidad de Mar del Plata y se doctoró en el Centro de Estudios Macroeconómicos Argentinos, cuna de los economistas de la ortodoxia neoliberal del país.
Sus inicios políticos fueron como militante de la centroderechista Unión de Centro Democrático, muy alejado de las posiciones que más tarde defendería en el Gobierno comandado por una Fernández de Kirchner que cultivó amistades entre mandatarios latinoamericanos de izquierda, como el venezolano Hugo Chávez.
Durante su etapa universitaria, llegó a ser productor de espectáculos musicales y ejerció, ya con el título bajo el brazo, como docente en varias universidades.
Su paso por la actividad privada fue como directivo en las empresas de higiene urbana Venturino Eshiur y Ecoplata, hasta que ya en 1998 ingresó en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), ente estatal que maneja el sistema de jubilaciones.
Así, mayo de 2008 fue el verdadero pistoletazo de salida para su carrera política, durante el primer mandato de la viuda del también expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), cuando fue designado director ejecutivo de la Anses.
Su gestión en el ente estuvo marcada por su propuesta de traspasar al Estado cerca de 20.500 millones de dólares aportados durante una década por los trabajadores al sistema de jubilación por capitalización, administrado por firmas privadas.
Pero el pico de su ascenso aún estaba por llegar. El 7 de julio de 2009 fue designado ministro de Economía, y un año después hizo campaña para ser el candidato del oficialismo kirchnerista a los comicios para alcalde en Buenos Aires, algo que finalmente no se concretó.
Ya en junio de 2011, la campaña electoral llevó al rockero confeso al estrellato.
«Nuestro hoy ministro de Economía, Amado Boudou, es el hombre que me va a acompañar para que juntos nos sometamos a la consideración de la voluntad popular«, expresó Fernández, entre ensordecedores aplausos, en un acto junto a su Gobierno en el que anunció a su compañero de fórmula para las presidenciales.
Esos comicios, realizados apenas un año después de la muerte de Kirchner, dieron a la formula Fernández–Boudou en torno al 54 % de los votos, una cifra astronómica que dejaba claro que el kirchnerismo estaba en su mejor momento.
«Además de confiar en las cualidades personales de Amado, sobre todo lo he valorado porque lo importante no es haber tenido siempre la misma orientación, es saber cambiar cuando el mundo cambió y saber interpretar y decodificar», remarcó Fernández sobre su segundo.
El Boudou vicepresidente del país y presidente del Senado -cargos que en Argentina van parejos- llegó a asumir la jefatura de Estado de forma temporal la Presidencia cuando la mandataria se sometió a una intervención para extirparle la glándula tiroidea; pero también cuando le diagnosticaron una lesión cerebrovascular.
Sin embargo, poco a poco fueron creciendo los rumores de mala relación entre ambos, a la par que la Justicia comenzaba a acusar al economista de delitos de corrupción.
Con el fin de la era kirchnerista y el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones de 2015, los expedientes judiciales fueron creciendo como la espuma.
El «caso Ciccone» es el más conocido, pero no el único que le llevó a tener problemas con la Justicia.
En 2016 fue sobreseído de los cargos que afrontaba en un caso por supuesta falsedad en documentos y el pasado julio corrió la misma suerte en el primer juicio oral al que se enfrentó, por presunto falseamiento de documentos para la venta de un vehículo.
También se abrió el juicio oral de otra causa en la que se le investiga por presuntas irregularidades en la compra en 2009 de 19 automóviles de alta gama destinados al Ministerio económico. EFE
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