Muestra «Más vale renunciar», de Pedro Dávila, enamora en Casa Ciro Fabiani

Guayaquil.- La casa Ciro Fabiani en Las Peñas, fue el escenario donde se inauguró la muestra «Más vale renunciar» del artista guayaquileño Pedro Dávila (1959) . La muestra es un proyecto compartido de  GYEARTE   y Universidad Casa Grande, con la curaduría de Rodolfo Kronfle Chambers, que se plantea como un primer revisionismo de la obra de Dávila, una figura importante que fue parte del grupo de estudiantes de la Escuela de Bellas Artes que luego se conoció como La Artefactoría.

Rodolfo Kronfle Chambers dijo sobre Dávila en su discurso inaugural que: «Su particular agenda creativa, a pesar de su riqueza y complejidad, lo fue situando por fuera del radar de la escena local. La exposición indagará sobre los inicios y el desarrollo de su trabajo en la década de los ochenta, revisando además las relaciones con su círculo creativo, y explorando los temas y vivencias que marcaron tanto al personaje como a su obra. Una oportunidad única para redescubrir a uno de los artistas más relevantes de las últimas dos décadas del Siglo XX en el país, que reivindicó desde sus inicios un repliegue hacia las poéticas íntimas de una identidad personal».

«El repaso de la figura del artista apunta a engrosar  y añadir complejidad al relato de las figuras del arte de los ochenta. Para ello, urge un estudio detallado de los consumos culturales, vivenciales, experiencias formativas que modelaron el pensamiento relevante de las ultimas dos décadas del siglo XX en Guayaquil, aquel de los amigos de la Escuela de Bella Artes – Pedro Dávila, Jorge Velarde, Flavio Álava, Marco Restrepo (de la misma promoción) y Xavier Patiño (un año atrás que el resto) al que luego se sumarán Marco Alvarado y Paco Cuesta a fines de 1982, con el nombre de Artefactoría. Este primer revisionismo de la obra de Pedro Dávila, a pesar de lo agotado del periodo de estudio, es  a su vez, un montaje mínimo para un artista que, progresivamente, se nos fue ubicando por fuera del radar de la escena local».

«Hay que considerar como un mito en ese linaje de producciones que une las poéticas íntimas con la identificad propia, que Dávila es una rareza y eso dificulta su ubicación en el mapa de nuestra historia del arte, pues si, pero es una rareza fundamental, como rareza también era lo de Solá Franco, pues son cuerpos de obra que manifiestan un mundo interior, una perspectiva atípica sobre el ser y una vivencia interna bellísima. Y que todo aquello se manifiesta en estéticas seductoras con un talento como el suyo que es lo que lo vuelve particularmente especial.  Debo agradecer al grupo de estudiantes de la Universidad Casa Grande por haberse desempeñado bajo presión en esta aventura, entre ellos se distribuyeron adecuadamente las tareas y estoy seguro de que a pesar de haberlos crispado, algo aprendieron en esta experiencia, quedando afiladísimos en gestión cultural».

«Ver estos trabajos, es en realidad un privilegio, ninguna de las casi 80 obras deplegadas pertenece a instituciones pública por lo que hay que agradecer la confianza que nos brindaron los coleccionistas que las cedieron y de manera muy especial también debo manifestar mi aprecio a quel grupo de compañeros del Colegio de Bellas Artes, Jorge Velarde, Marcos Restrepo, Xavier Patiño, y Flavio  Álava que arrimaron el hombro en esa gestión y me ayudaron en el escaneo sobre aquella etapa en sus inicios.

Mi agradecimiento a Pedro Dávila por la confianza otorgada para llevar a cabo esta investigación, estoy seguro que luego de ver el conjunto de obras que hemos reunido crecerá muchísimo el aprecio por su figura, a mí me ha alegrado muchísimo contribuir en algo a que esta merecidísima valoración se extienda».

 

 

Rodolfo Kronfle Chambers Pedro Dávila, Xavier Patiño, Jorge Velarde y Marcos Restrepo.

 

 

María Rosa Jurado, fotos larepublica.ec

 

 

 

 

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