Agujero negro

Carlos Jijón Jurado
Guayaquil, Ecuador

¡Acabo de ver una película! Se llama Agujero negro y no es muy buena.

Es del director Diego Araujo, que ha hecho otra película que no he visto y tiene al actor Víctor Aráuz en el papel principal.

Se trata de un joven escritor llamado Víctor, que a pesar de haber sido escogido entre los autores más importantes del continente, no está pasando su mejor momento. Su relación con su esposa no va muy bien y tiene problemas para escribir su siguiente novela. Pero esto último cambia cuando conoce a una fascinante joven que despierta en él una inspiración que no había sentido antes.

No te culparía si con esa descripción de la trama ya decides que esta película no vale tu tiempo. No se pone mucho más trillado que “brillante escritor incomprendido conoce a la chica de sus sueños” pero eso es solo el principio.

Todo está en blanco y negro y 4:3 por si no te había quedado claro que esta es una película pretenciosa. Y diría que solo es un detalle de la presentación, pero no le hace ningún favor a la cinta. Gran parte de la historia ocurre en áreas verdes y uno de los escenarios más importantes es un parque. ¿Por qué habrías de quitarle el color?

Pero dejemos de ser indirectos. Es claro que la falta de color y el formato de la imagen son solo trucos baratos para compensar la falta de imaginación visual del filme. Tenemos las tomas de establecimiento más aburridas del mundo que son utilizadas varias veces y una cámara que casi siempre se mantiene estática salvo por las pocas veces en las que se acerca a la acción para crear efecto dramático. Entiendo que la cámara tiene que estar quieta para que podamos ver a los actores con claridad, pero tampoco son la gran cosa. Aráuz es competente y lo mismo con Daniela Roepke, que interpreta a su esposa, pero tienen un serio problema de química, lo que es bastante molesto considerando el número de escenas románticas que hay en esta película. Muchas veces verlas me resultó incómodo porque siempre parecen dos actores besándose frente a una cámara y no dos personas enamoradas. No ayuda que sus actuaciones sean tan convencionales. Es como si se conformaran con decir sus líneas.

La única actuación que me llamó la atención fue la de Marla Garzón, que tiene el papel de Valentina, la adolescente con la que nuestro protagonista se obsesiona. Es el único personaje algo memorable de la historia porque es algo excéntrico y le da buen material a la actriz. Es una chica joven y rebelde que tiene una personalidad definida a diferencia de la esposa de Víctor que es simplemente “esposa”. Aun así, no puedo creer que alguien pensó que estaba bien hacer una película sobre un hombre adulto enamorándose de una chica de 16 años. ¿Soy el único que recuerda que ESTE MISMO AÑO Louis C. K. y Woody Allen no pudieron estrenar películas porque sus historias incluían a hombres mayores enamorados de adolescentes? ¿No podían decir que tenía 18 por lo menos? Esto está mal en tantos sentidos. No basta con que tenemos un personaje que se siente atraído sexualmente hacia una menor de edad, la cámara no ayuda, mostrándonos interminables montajes de ella en traje de baño. Incluso dejando de lado mis objeciones morales, es horriblemente cliché. Valentina es la chica de fantasía del protagonista que no tiene agencia propia y solo está ahí para que el hombre pueda avanzar en su crecimiento personal. Es anticuado, es sexista y, principalmente, es aburrido.

Sin embargo, entiendo que como se trata de una cinta pequeña ecuatoriana se supone tengo que cubrirla con elogios condescendientes así que aquí vamos. Tiene una trama, parte esencial de una película que la mayoría de cineastas del país suele obviar. No hay escenas innecesarias y el ritmo es bueno. Nunca me sentí aburrido y las cosas no fueron difíciles de entender. El problema que tengo con la trama es que Víctor es simplemente detestable como protagonista. Es celoso e hipócrita, constantemente mintiéndole a su mujer y enojándose con ella cuando es él el que está traicionándola. Es verdad que no todos los personajes tienen que agradarte, pero por lo menos pueden ser algo interesantes. Víctor es un estereotipo de intelectual incomprendido y no le tengo ninguna simpatía.

Lo siento. Estaba hablando de las cosas buenas. Las casas en las que filmaron son muy bonitas y me gusta una escena en la que Víctor y Valentina bailan. Aprecio que la narrativa siempre se mueve hacia adelante y que nuestro protagonista crece a lo largo de ella. También me gusta cuando la película acaba porque significa que no tengo que seguir viéndola.

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