Windy Girk, la youtuber panameña que enfrenta al machismo

Panamá (EFE).- Sobresalir y ser reconocida en el mundo de los videojuegos como una de las mejores y la principal en su país, puede tener un precio amargo por el machismo imperante, a lo que la ‘youtuber’ panameña «Windy Girk» responde con belleza y talento empresarial.

Para «Windy», Katherine Cal Afú realmente, estas situaciones suponen un reto a superar, por eso asegura a Efe que lo primordial es «mostrar sus habilidades» en los juegos e inspirar a otros a que no se dejen influir por las críticas.

Con una larga melena roja, cuerpo voluptuoso y facciones finas, esta jugadora sabe a sus casi 30 años lo que es ser atacada solo por ser un «producto de entretenimiento», mismo que genera una gran audiencia que causa controversia entre sus fanáticos y «haters», como dice ella, unos 3 millones de seguidores en todas sus redes.

«Dentro del ámbito de los videojuegos existe mucho machismo, sobre todo en Latinoamérica, una situación muy fuerte, puedo jugar muy bien, pero igual van a decir que lo hago horrible o que todo lo que tengo lo consigo por mi cuerpo o mi rostro», declaró la fanática de los juegos de Mario Kart, Pokémon y Super Smash Bros.

Esta joven que en los últimos años se ha convertido en uno de los fenómenos latinoamericanos más vistos entre la comunidad «geek» por los contenidos temáticos que muestra como juegos de roles, vídeos divertidos, «cosplay», entre otros; acapara la atención por su singular sensualidad, una de sus tantas estrategias para mercadear dentro de la industria digital.

En su país natal varios medios locales publicaron recientemente que se le acusaba de enviar fotos y grabaciones obscenas a un menor de edad, situación que fue desmentida posteriormente.

Con unos dos millones de suscriptores en su Canal de YouTube y un millón de seguidores en Instagram -siendo la primera panameña en lograr esos números en redes sociales- manifiesta que para vivir de su profesión y ser mujer debe tener como «una piel de acero para que no le afecten los malos comentarios».

Expresó que los ataques también se lanzan a otras jugadoras, incluso aquellas que no se visten sexy, por lo que considera que esto es parte de ser figura popular, una cara del negocio que a su vez trae odio y envidia.

Cal, que antes trabajaba de coordinadora marítima en la multinacional Maersk Line, una de las empresas de transporte de contenedores más grande del mundo, contó que su proyecto como Windy Girk empezó desde el 2014, con una página de Facebook, luego decidió en 2015 crear su perfil en Youtube.

Ahora tiene hasta un sitio en Patreon, la red de pago.

Hasta hoy, las reproducciones acumuladas de los vídeos de su canal suman unos 270 millones. Esto le ha valido para ganar patrocinios y hacer campañas a grandes empresas como Nintendo y Samsung.

«En Estados Unidos y España viven de las redes sociales, si se tiene la suficiente popularidad puede ser muy rentable, pero aún en Latinoamérica es considerado un tabú», manifestó.

Agregó que el universo del cosplay y videojuegos es muy grande, por lo que considera que siempre existe un público y un mercado que está en busca de contenidos nuevos.

Cal señala que otra faceta que surge y aunque no le agrada el término, es el de «influenciador», que son personas que aprovechan su fama para vender productos que no van acorde a su estilo, sino que lo hacen para lucrar de una manera «descarada».

«Un influenciador debe ser genuino, tener un estilo de vida, y mostrar lo que realmente le gusta, siempre que se haga de corazón no está mal», dijo la youtuber con respecto a la publicidad que se hace en redes y la confianza y respeto que se debe dar a los seguidores.

Uno de sus principales sueños es hacer crecer sus redes hasta los 10 millones de suscriptores, sacar a la venta libros, abrir un negocio en Amazon e incluso crear su propia marca de accesorios de videojuegos.

«Hay muchas posibilidades que he evaluado, con el paso del tiempo podré ir evolucionado hasta donde llegar», puntualizó la youtuber, una de las estelares del «Comic Com» que por primera vez se celebró en Panamá este fin de semana. EFE (I)

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