Kashoggi

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

¿Quién es Kashoggi? Más allá de haber sido un periodista, autor, editor del canal de noticias Al Arab de origen Saudí y editor del periódico Saudí Al Watan. Fue el hombre que “desapareció” en el consulado de Arabia Saudita en Turquía.

Vuelvo a preguntar ¿quien es Kashoggi? El es hoy la prueba de que las prácticas de silenciar a periodistas siguen vigentes. Maltratar, perseguir y asesinar; todo eso sigue vigente. El cambio está en que las mismas facilidades que tienen hoy los gobiernos para atosigar y perseguir a ciudadanos que no se alinean con discursos y políticas públicas les juegan en contra. Las grabaciones y los intereses juegan al pepo a la hora de esconder la evidencia.

Kashoggi se había auto exiliado en Turquía tras ser crítico del régimen Saudí y de sus principales cabezas. El 15 de Octubre Kashoggi entró para nunca más salir del Consulado de su país. Las autoridades saudíes afirmaron que el periodista salió vivo para luego desmentirse y admitir que había muerto dentro del Consulado tras una pelea. Mentira, tras mentira que lo que hace es alertar al mundo de la vulnerabilidad del periodismo a nivel mundial, especialmente en los países donde no existe la tolerancia.

El secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis, ha pedido transparencia y una investigación total y completa. Ante el pedido, el ministro de Relaciones Exteriores saudí, Adel Al Jubeir, prometió cooperar habiéndose quejado horas antes de la histeria de los medios sobre el caso Kashoggi. La versión oficial Saudí es que “la información se da cuando está disponible”. La fiscalía ha anunciado que hay 18 detenidos por el caso, pero no hay más información. Seguramente será igual de inconsistente que la inicial, lo que sólo aumenta la desconfianza en la búsqueda de la justicia para el asesinato del periodista.

Como comunidad nos queda que aún dentro de la cuarta revolución industrial, en la era de la inteligencia y en tiempos “modernos” de sigue pretendiendo silenciar a quienes disienten. La presión internacional en casos como este puede contribuir a que la verdad encuentre la luz (aún cuando sea una tiniebla). Sin embargo, el mayor peligro es que las personas con instintos profundos de verdad, de justicia y de cambio se silencien ante la el peligro eminente sobre sus vidas y la de sus seres queridos. Es una realidad poco bienvenida y bastante real en más países de los que nos molestamos en reconocer.

Hace poco, analizando el caso de los profesionales privados -que entran en la vida pública- que, impulsados por el idealismo de cambiar las cosas se ven presa de las amarras de las malas prácticas, de la voluntad de quienes creen que pueden ocultar un asesinato como el de Kashoggi y del fuego cruzado de los intereses. La lucha contra el sistema es percibida como una batalla perdida, aún así, si las personas no se dejaran llevar por esa inspiración de mejorar hoy seguiríamos en las cavernas. Que sea Kashoggi una razón para que en su región prevalezcan ideales de libertad.

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