El economista, radiodifusor y empresario Otto Sonnenholzner se convirtió hoy en el tercer vicepresidente de Ecuador en los 19 meses que lleva Lenín Moreno en el poder, tras la salida de los dos anteriores por posible corrupción.
Nacido hace 35 años en la ciudad costera de Guayaquil (suroeste), y de ascendencia alemana y libanesa, Sonnenholzner no tiene filiación política, una de las razones que llevó a Moreno a ubicarlo primero en la terna que completaban Nancy Vasco y Agustín Albán.
Elegido vicepresidente con el voto de 94 de los 128 legisladores presentes en la Asamblea Nacional, reemplazará a María Alejandra Vicuña, quien renunció la semana pasada en medio de un escándalo en la financiación de su grupo político Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), que no consta en el registro electoral.
El jueves pasado, pocas horas después de que Moreno asegurara que los tres integrantes de la terna tenían un «pasado transparente, honesto», circuló en redes sociales que el vicepresidente ahora electo estaba supuestamente vinculado a una empresa «off shore», lo que lo inhabilitaría para ejercer el cargo.
A raíz de una consulta popular en 2017, en Ecuador está expresamente prohibido que las personas con propiedades y dineros en países considerados como paraísos fiscales u «off shore» puedan acceder a una candidatura de elección popular o servicio público.
Pero en medio de la polémica, la ministra del Interior y Secretaria de la Gestión Política encargada, María Paula Romo, explicó que Sonnenholzner no tiene acciones ni es propietario de una empresa «off shore», aunque sí aparecía como miembro del directorio.
«Pero para evitar entrar en esta explicación de si es accionista o es directivo, ha renunciado ya, inclusive, como directivo», señaló Romo.
Con su llegada a la Vicepresidencia, Moreno cuenta por primera vez con un segundo gobernante que no perteneció al círculo más cercano del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Moreno llegó a la Presidencia en 2017 en tándem con Jorge Glas, exvicepresidente también de Correa y quien fue apartado del cargo tras ser acusado y condenado en primera instancia por corrupción.
A él le sucedió Vicuña, también afín a Correa cuando el exgobernante ecuatoriano lideraba el movimiento Alianza País.
El no tener un pasado correísta se tradujo para Sonnenholzner en apoyos desde el movimiento opositor Creando Oportunidades (CREO, de centroderecha).
Sin filiación política, el nuevo vicepresidente acapara la expectativa de quienes lo ven como sangre nueva para oxigenar la política ecuatoriana.
Pero despierta la preocupación entre quienes temen que su falta de experiencia política lo perjudique a la hora de tender puentes entre el poder y la sociedad, o incluso, en el extremo de tener que suceder a Moreno en caso de ausencia definitiva del cargo, como estipula la Constitución.
Sin embargo, el propio Sonnenholzner dedujo de la acogida que acaparó su candidatura que podría ser un elemento conciliador adicional en la administración de Moreno, que busca tender puentes en una sociedad dividida tras la década de Correa al mando del país.
Destacado empresario, Sonnenholzner estudió en universidades de Alemania, Francia y España, donde cursó Economía y francés y a mediados de la década pasada regresó a Ecuador para ponerse al frente de la emisora de radio Tropicana.
Exintegrante de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión, donde defendió la libertad de expresión, el nuevo vicepresidente se suma a un Gobierno que está embarcado en un proceso de modificación de la polémica Ley de Comunicación, creada en la administración de Correa, y a la que sectores de la prensa y la sociedad llaman «ley mordaza».
Casado con Claudia Salem Barakat, y padre de Otto Ramón, Claudia Elena y Micaela, Sonnenholzner se considera un «comunicador pluralista» y los analistas creen que su experiencia podría beneficiar en la tramitación de la polémica Ley de Comunicación. EFE