Basura en las calles se sale de control en La Paz

Basura en la ciudad de La Paz, Bolivia. Foto compartida en Twitter por @LaPaz_Noticias.

La ciudad boliviana de La Paz ve como crece la basura en sus calles, mientras los políticos discuten la solución a un imprevisto que dejó al casi un millón de habitantes de la urbe andina sin un lugar donde llevar los desperdicios.

Un problema que se produjo hace una semana y media en el relleno sanitario de Alpacoma, principal destino de la basura que produce La Paz, ha causado que los desechos atiborren las calles de la sede del Gobierno de Bolivia a falta de consensos entre autoridades, vecinos y la administración del basural.

No hay calle paceña en que la basura no sea un problema, ya que está acumulada en las esquinas, desbordando los contenedores e incluso coexistiendo con los alimentos en mercados populares de la ciudad, para festín de perros callejeros y palomas.

Los intentos de algunos funcionarios de la empresa recolectora de basura hacen lo imposible por mitigar un problema, que ha colmado la paciencia de los habitantes de la urbe situada a 3.600 metros de altitud.

Algunos operarios caminan solitarios con su equipo de fumigación para espantar algunas plagas cerca de los mercados, mientras que otros se esfuerzan por embolsar los residuos en sitios donde la basura desprende olores nauseabundos y con la esperanza de que el servicio de recojo se normalice en las siguientes horas.

Pero la solución se retrasa día tras día y en el centro de la ciudad se da la paradoja de que algunos trabajadores encargados de barrer las calles tratan de recoger con una escoba un pequeño papel cuando a unos metros hay montañas de basura acumulada.

En el mercado Rodríguez, uno de los más populares del centro de La Paz, la basura causa fricciones y riñas entre comerciantes que piden no se echen más desperdicios en vía pública, como aconseja la Alcaldía, y otras que tienen la necesidad de hacerlo.

Celinda Medrano, una vendedora, dijo a Efe que la basura «contamina el ambiente y contamina las verduras» que vende, ya que debido a que la gente sigue depositando sus desperdicios en vía pública, desprende un fuerte e insoportable olor.

Cerca de un gran bloque de basura en el mercado están los puestos de venta de tomate, queso y sandías, mientras las comerciantes de rato en rato tapan su nariz para evitar respirar el aire fétido de los desperdicios.

El problema se produjo el martes de la semana anterior cuando un deslizamiento en el relleno sanitario de Alpacoma, situado en las afueras de la ciudad, dejó a la intemperie miles de toneladas de basura a lo largo de cientos de metros.

A pocas horas del suceso, los vecinos del barrio de Alpacoma se organizaron para obstruir el ingreso de los camiones de basura al sitio donde se tratan los residuos y exigir a las autoridades municipales su cierre y traslado a otro lugar.

Esa determinación hizo que el recojo de basura quede suspendido mientras que la Alcaldía, la Gobernación y el Ministerio de Medioambiente, cada uno por su lado, valoraban su responsabilidad en lo sucedido.

El jueves pasado el ministerio instruyó al Gobierno Municipal de La Paz planificar el cierre del basurero en un plazo de sesenta días, tras valorar que el sitio en el que se hace la labor de acumulación de basura es inestable.

El alcalde de La Paz, Luis Revilla, hizo conocer este pasado viernes una resolución municipal que ratifica el cierre del relleno sanitario de Alpacoma y que entregará en los siguientes treinta días un plan para su traslado.

Revilla además pidió a los habitantes de El Alto, ciudad vecina de La Paz, que permitan que los desperdicios de la ciudad se dejen en el relleno de Villa Ingenio de esta urbe por una semana, hasta que se habilite un nuevo espacio para la urbe andina.

Pero el intento chocó también en este caso con rechazo vecinal y la basura sigue en las calles paceñas. EFE (I)

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