Un gol en el minuto 77 de Diego Godín, invalidado primero por el árbitro pero corregido y concedido luego por el VAR, cuando el partido apuntaba al empate, sostuvo la fe del Atlético de Madrid en que la Liga aún es posible, vencedor apurado contra el Girona, sentenciado con el 2-0 de Antoine Griezmann con el encuentro ya casi terminado, mientras ya divisa el Camp Nou.
El próximo sábado contra el Barcelona, el líder, el conjunto rojiblanco definirá si realmente existe alguna posibilidad de conquistar el campeonato o al menos competirlo hasta el final. De momento, este martes ganó a trompicones, con mucha más insistencia que fútbol, cuando el duelo de dirigía hacia un 0-0 inasumible.
Y lo hizo en el minuto 77, entre el cabezazo de Godín, en un centro de Vitolo que despejó mal Gorka Iraizoz ante la presencia de Griezmann, y el VAR, que resolvió unos minutos después una jugada tremendamente ajustada por la posición por milímetros legal del francés, cuando incluso el público ya daba el tanto por anulado.
Sin la combinación de ambos elementos, hoy ya no habría Liga para el Atlético, que estalló con el gol, aliviado por la transcendencia de un 1-0 que le da vida para la visita al Camp Nou y por la resolución de un choque que recorrió más de un ahora en el alambre con el Girona, que lamentará horas y horas una parada de Jan Oblak.
Ya no es noticia que el equipo catalán le genere dificultades al Atlético. Le ha pasado siempre. También este martes en el estadio Wanda Metropolitano. Desde la puesta en escena, cuando apareció esa versión tan recurrente, tan indispensable y tan definitiva de Jan Oblak para el equipo rojiblanco en todo el curso, hasta el final.
Desde una sensacional parada de su portero, con dos minutos y medio jugados, cuando Seyodu Doumbia conectó un testarazo solitario que sólo encontró oposición, rotunda, en la estirada del guardameta más determinante del mundo, el Atlético tuvo intención, insistencia, profundidad por la banda izquierda, intensidad… Y poca claridad, poco desborde o poca velocidad. Le faltaron ideas. Y fútbol.
Lo intentó Thomas desde fuera, con dos lanzamientos a la grada; insistió Saúl por el flanco zurdo, pero sin culminación; buscó Griezmann entre líneas y con un tiro flojo; chocó con el larguero un derechazo de Koke y Morata picó demasiado un certero envío de Giménez… Pero no provocó ni una parada de mérito de Gorka Iraizoz en todo el primer tiempo, bajo un control más aparente que eficaz.
Sí tuvo alguna Oblak. A la primera a Doumbia, añadió otra más al atacante, previo golpetazo con él en el hombro derecho que le dejó en el suelo un par de minutos interminables para la grada -se repuso después-. También intervino a un disparo lejano y centrado de Borja García. El Atlético quería, pero necesitaba más. Al intermedio, 0-0.
Necesitaba, por ejemplo, a Griezmann. O a Morata. El francés apareció demasiado poco para lo que le requiere su equipo. Sin él, apenas hay transiciones concluyentes. Ni un desborde. Al madrileño le faltó precisión y decisión cuando irrumpió dentro del área.
Igual que el Girona echó de menos la pegada ofensiva de Stuani, baja por una sobrecarga en el sóleo. Nadie sabe qué habría pasado si los dos cabezazos de Seydou Doumbia los hubiera rematado él, pero la dimensión de su ausencia es incuestionable. Ahí están los datos: de los 32 goles de su equipo esta temporada de Liga, él ha anotado 17.
En el atasco colectivo se movió también la segunda parte, en esa indefinición de muchos tramos del primer acto, pero ahora con una amenaza más evidente para el Atlético, que había perdido el balón, que ya no se sentía tan controlador, al menos, de los riesgos que podrían surgir en cualquier acción mientras el tiempo se esfumaba.
Todo pendiente de un contragolpe o de una acción individual, como la que trazó Saúl y repelió Gorka Iraizoz; como la que cabeceó Bernardo en el otro área y atrapó Oblak; como el trallazo que soltó Aleix García, fuera; como la jugada de habilidad de Vitolo, sustituto de Filipe Luis, que paró Gorka Iraizoz… Y como el remate de Godín y la corrección del VAR que sostienen la fe del Atlético. Ya con el partido ganado, al borde del final, Griezmann hizo el 2-0. EFE
(CB)