Guayaquil.- El miércoles 10 de abril, galería DPM inauguró la exposición de la artista guayaquileña Mónica López (Guayaquil, 1992) titulada «Proyecto 55 Cancri e«, en medio de un aguacero invernal que no impidió que el público llegue.
La curaduría del proyecto, (que es la tesis de grado de Mónica de la Universidad de las Artes), está a cargo de Lupe Álvarez, quien, conversando con LaRepública.ec le contó que: «en esta muestra todas las fuentes son reales, todas las muestras son absolutamente constatables, todas las fuentes están en regla, lo único que está imaginado y fabulado es la narración del actor en la performance.
«Las relaciones y todo lo que tú puedes inferir a partir de cómo funcionan las relaciones entre esferas que uno cree que son totalmente independientes unas de las otras, como la ciencia, la publicidad, la industria del lujo, etc., de las que hay una exploración en todos los imaginarios que circulan en internet acerca del significado simbólico y real del diamante y hay también un descubrimiento que es real, el descubrimiento del exoplaneta que se llama Jansen por el astrónomo que lo descubrió y se ha bautizado como «55 Cancri e» , (exoplaneta es un planeta que se encuentra fuera del Sistema Solar).
Exoplaneta que tiene unas condiciones particulares, que tú las puedes ver en todas las imágenes que circulan en las redes, así como en la NASA, puesto que se presume, por por los datos que han podido constatarse de él, que está compuesto por diamantes. Hay toda esta conexión fabulosa, que sirve para notar que, realmente, los discursos que nosotros creemos muy autorizados desde el punto de vista de que nos ofrecen supuestamente, una verdad, son, en definitiva, una cantidad de construcciones que circulan y que nos hacen a nosotros unir deseos, imaginarios, realidades científicas, y aspiraciones».
«Ha habido una larga investigación de Mónica», continúa Lupe, «A ella le interesa mucho la ciencia como un conjunto de lenguajes que tienen una pretensión de verdad, y que se instituyen socialmente como tal y todo lo que puede en rigor significar la ciencia, también como una construcción, como una serie de depuraciones del conocimiento, que tienen un fundamento de algo que no es la verdad absoluta sino que es una fábula, en rigor es una alegoría. Es como un texto que nos habla de otro texto, que es la manera en que pensamos que es la ciencia, en la manera que pensamos nuestros deseos, los colocamos por ejemplo en un objeto material, ¿qué significaciones puede tener un diamante? Tiene que ver con el amor, con el anillo que le regalan cuando se compromete. Ella ha cogido todo ese imaginario y ha generado como una especie de narración a partir de ese imaginario».
Mónica López explica a La República cómo fue que se le ocurrió ese tema tan original y con tantas conexiones. Ella responde: «para mí fue pensar en cómo nosotros le asignamos ese valor a una materia que es el carbono, con nuestras concepciones de lo que es de valor económico, simbólico aquí, qué es lo que hace que este dato sea tan fantástico. La primera pieza que hice fue la declaración de voluntad, fui a una Notaría y le pedí al Notario que me indique cómo yo podía apropiarme de un terreno espacial.
LR: ¿Eres dueña de un planeta?
ML: «De un terreno, soy dueña de un terreno que en diamantes equivale al producto interno bruto de la tierra. Entonces imagino al planeta como una gran mina. El notario me indicó que podía hacerlo a través de una declaración de voluntad, aprovechando un vacío legal, pues en el Tratado de las Naciones Unidas sobre los Espacios Extrasolares que prohíben a las naciones apropiarse de terrenos, no dice nada de las corporaciones ni de las personas naturales. Yo me aproveché de ese agujero legal para poder hacerlo. Al principio me interesaba averiguar porqué le damos tanto valor a este material, todo está matizado por lo que nosotros entendemos del diamante a priori, el diamante es un objeto de deseo, y la empresa De Beers es la que se encargó con una publicidad de meternos en la cabeza que el diamante es para siempre, lo relacionó con el amor, y como tienen un monopolio y controlan todos los mercados, pueden regular el precio, que siempre ese mantiene muy alto».
Una de las piezas que presenta Mónica en la exposición es la de un hombre experto (un actor) dando una conferencia sobre el planeta «55 Cancri e». Mónica cuenta que lo que hizo para esa pieza fue recolectar todo la información que encontró de ese planeta en revistas científicas incluyendo National Geographic.com, nasa.com, etc., y luego coger esos fragmentos y de estos hacer una redacción que fue la que dijo el actor en la perfomance.
«El personaje», explica Mónica, «está entre el investigador ficticio y entre esta personificación de la comunidad científica, es un texto y un personaje que está hablado por muchas voces, tiene innumerables actores, porque yo lo que hice fue redactarlo pero, de allí los datos todos son reales. Es como una forma de ficcionar el conocimiento, hacer una gran ficción».
María Rosa Jurado, fotos LaRepublica.ec