Sobre la visa humanitaria para los venezolanos en Ecuador

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

A inicios del 2019, el presidente Lenín Moreno, en una acción errada e indolente, impuso medidas cautelares que condicionaban la entrada de venezolanos al país. Todo esto por un hecho desafortunado, del que se favoreció para satisfacer la opinión popular y perjudicar a todas las personas de Venezuela que buscaban hacer vida en el Ecuador. Meses después, el presidente Moreno estudia imponer una visa humanitaria para facilitar la regularización de los venezolanos al llegar del país, esto es una excelente noticia, pero desafortunadamente, el daño está hecho y un sector de la población ecuatoriana no se tomó este anuncio de buena manera.

“Sin papeles no entran” dicen algunos en redes sociales, otros dicen que los venezolanos no pueden pedir derechos en un país que no es suyo y otros, simplemente, piden que se nos niegue la entrada. Todo esto por las acciones de unos diez malvivientes, que en el Ecuador han hecho algo malo y nos condicionaron la vida a todos. Tengo 17 años, no soy delincuente, no tengo antecedentes penales y no vine a hacer el mal a este país, pero llevo nueve meses viviendo aquí y me es imposible obtener una visa, lo único que me protege de ser multado y/o deportado es que soy menor de edad, entonces, ¿Por qué no se analiza la situación desde el otro lado y se escuchan las necesidades de los cientos de miles de venezolanos en el Ecuador?

Si vemos las políticas migratorias de todos los países vecinos, el recibimiento que se le da a los venezolanos es totalmente diferente al que se les da en Ecuador. La mayoría de estos países permite el ingreso con el pasaporte vencido, sin antecedentes penales, visas con un precio accesible y trámites rápidos y sin complicaciones. En Ecuador, el papeleo es exhaustivo y la burocracia es abundante, piden documentaciones, como los antecedentes penales apostillados, que son imposibles de conseguir en un país con instituciones quebradas y no hay ningún tipo de flexibilidad. Y todo esto es solo para los venezolanos, porque para las personas de cualquier otro país, el proceso de documentación es sencillo.

La visa en Ecuador cuesta 250$. Piensen en el venezolano que llega a pie, después de caminar 15 días, con los bolsillos vacíos y la desesperación por salir adelante y enviarle dinero a sus familiares. No puede trabajar sin visa y si lo hace, es explotado y le pagan menos del sueldo mínimo, y no tiene otra alternativa, por lo que no puede quejarse. Si no consigue un trabajo transitorio, tiene que dedicarse al comercio informal y con lo poco que ganan solo puede aspirar a llegar a fin de mes, ¿cómo ahorra esa cantidad de dinero? ¿De dónde saca 250$ para pagarse una visa cuando llegó caminando y tiene que lidiar con todos los gastos que implica mudarse a un nuevo país? Y, el que llegó en bus, tampoco tiene 250 dólares para pagarse una visa, el que llegó con trabajo asegurado, tampoco los tiene y el que es profesional, tampoco los tiene. No tener documentos es una forma de no existir para el sistema. Sin regularización no hay derechos, ante la falta de esto, cualquier vulneración de los mismos no puede ser denunciada.

De no ahorrar este dinero y cumplir con los inverosímiles requisitos, su situación será irregular después de 180 días y está expuesto a una multa de más de 800 dólares y una posible deportación. No se está pidiendo que nos den beneficios y un trato especial y exclusivo, lo único que queremos es que nos dejen vivir, nos dejen trabajar, nos dejen salir adelante, porque las acciones de los pocos venezolanos que han hecho el mal en este país no pueden afectarnos a todos. Se dice que ha aumentado el índice de criminalidad en el Ecuador desde que llegaron los venezolanos y eso es una vil mentira. Es lamentable que inventen esa farsa para justificar su xenofobia y su segregación. No hay ninguna prueba que dé veracidad a ese argumento discriminatorio.

La visa humanitaria implicaría un precio accesible, menos requisitos y un procedimiento rápido para que los venezolanos puedan involucrarse a la sociedad rápidamente. Todo en búsqueda de coadyuvar, de aportar al país, de trabajar, de que mis compatriotas puedan hacer vida en el Ecuador y hacer uso de sus capacidades y su buena preparación.

Es injusto que estemos estigmatizados en este país, es irónico que, en un país de migrantes, que ya pasaron por una enorme crisis y vivieron experiencias parecidas, se vean este tipo de políticas opresoras hacia venezolanos. No voy a usar la carta de que en su momento también recibimos a ecuatorianos en Venezuela, aunque fue así, pero el escenario no debería ser “nosotros los recibimos, así que ustedes deben hacerlo también”. Debería ser simplemente empatía y humanidad, el presidente Moreno ha utilizado la analogía de que “el Ecuador abrió sus puertas a los venezolanos”, esa analogía es discriminatoria de facto, ¿Por qué hay una puerta por abrir? ¿No se supone que somos países hermanos y que Ecuador es diverso y pluricultural? ¿All you need is Ecuador, o eso para nosotros no aplica?

Los venezolanos saludamos con alegría la propuesta del presidente Lenín Moreno de imponer una visa humanitaria, esperamos que se aplique. Agradecemos al legítimo embajador René de Sola Quintero y al asambleísta Juan Fernando Flores por atender nuestras necesidades y le rogamos, de todo corazón, a cualquier ecuatoriano xenófobo, que nos permita vivir en paz, que se informe, se documente, y aprenda a no juzgar a las personas solo por su nacionalidad. Respeto, inclusión y solidaridad, es lo único que pedimos, ni más, ni menos.

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