Guaidó y su campaña presidencial

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

Luego de casi seis meses de haber asumido el cargo de presidente interino de la república, pareciera que Juan Guaidó y su administración han cambiado el plan de juego. Se han alejado del mantra ‘cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres’, asisten a diálogos que no van a aportar nada para salir de la dictadura y, desde el alzamiento cívico-militar del pasado 30 de abril, pareciera que sus prioridades han cambiado. El presidente Guaidó realiza giras por decenas de ciudades promocionando el “Plan País”, alejándose de la Operación Libertad, cuyo aparente objetivo a estas alturas se siente como si fuera Operación Libertad para Leopoldo López, no para Venezuela.

Es preocupante este giro en sus acciones, y más preocupante es ver como el que se supone que es el encargado de poner fin a la dictadura, este realizando costumbres populistas mientras se pasea por todo el país, como si fuera un candidato presidencial y no el presidente de la república. La imagen de Guaidó dándose un ‘chapuzón’ en la Isla de Margarita es vergonzosa, poco profesional y se siente como una burla hacia el pueblo de Venezuela. El problema no está en que el presidente se entretenga, pero con esa imagen pareciera que se desentiende de la crisis. Es una auténtica locura ver al presidente en esas andanzas cuando su vicepresidente, recluido en una cárcel militar, lleva 10 días en huelga de hambre y su jefe de despacho se encuentra en la misma situación. Peor aún, la imagen la pública su propio equipo de prensa y la usan como trampolín para promocionar que Guaidó “está comprometido con el rescate del turismo en el país”, ¿no es mejor que se comprometa a rescatar al país primero?

Primero que todo, Guaidó es el presidente interino, la propuesta del Plan País que él y la Asamblea Nacional tienen es impecable, pero este tipo de acciones se escapan de sus competencias. Si se supone que la función que debe cumplir el presidente interino es llegar a elecciones libres y dirigir una transición democrática, ¿por qué está promocionando con tanta fuerza un plan de gobierno? Lo único que le daría sentido a todo lo que está haciendo Guaidó y su administración es que habrán elecciones presidenciales y él será el candidato de la bancada opositora. Esto resultaría de las conversaciones en Barbados, ya el dictador dijo que pronto “vendrían anuncios al respecto” y que “están listos para la batalla electoral”. Lo he dicho antes y lo repito ahora, unas elecciones presidenciales donde Nicolás Maduro es candidato son una falta de respeto para los venezolanos, es lavarle las manos llenas de sangre al tirano, y es darle un poder que no debería tener, que es el poder de negociar algo más que el tamaño de su celda en Guantánamo.

Al principio alababa al Plan País porque contaba con la participación de respetables intelectuales y se enfocaba en tres ramas de la crisis venezolana: sanitaria, migratoria y económica. A corto plazo, era una acción importante, porque poner en marcha este plan mientras se daba la transición traería calma y oxígeno al pueblo venezolano, pero que ahora el Plan País tenga incluso una sección dedicada a el turismo roza lo ridículo. Deberían preocuparse por lograr que Venezuela sea un país a donde los turistas quieran ir y un país donde los venezolanos quieran vivir. Y si se está preocupando por ello, pues no lo sabemos, porque han decidido que lo que se conversa en Barbados con los representantes de la dictadura sea confidencial y el pueblo de Venezuela no sabe absolutamente nada. Además, pasados 13 días desde que anunció la pronta aprobación del TIAR, la Asamblea Nacional ni se inmutó y no hubo más novedades al respecto.

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) sería el estatuto legal bajo el cual podría promocionarse una intervención humanitaria entre países de la región para defender a Venezuela de la invasión de países como Rusia, China, Cuba y organizaciones terroristas como Hezbollah y el ELN. Con la asistencia de Colombia, Brasil y Estados Unidos y el avalo de la OEA, dado por el excelentísimo secretario general Luis Almagro, podría ponerse fin a la dictadura de una manera lícita y sin sentarse a negociar con el tirano, oxigenándolo a él y a su cúpula. Pero la Asamblea Nacional no ha actuado con velocidad para aprobar este tratado e incluso dedicaron toda una sesión para debatir al respecto, como si hubiera algo que debatir.

A los que defienden al presidente a ciegas y argumentan la falacia de ‘divide y vencerás’, solo queda explicarles que se puede ser el máximo opositor de la dictadura de Maduro y aun así criticar, constructivamente, a Guaidó y su equipo de trabajo. Como venezolanos es nuestra responsabilidad velar por nuestros derechos y hacernos escuchar por los que son responsables de representarnos a instancias internacionales, aun más ahora que contamos con un numeroso grupo de aliados. Eso sí, los que piden que el presidente interino renuncie y ceda el cargo denotan ignorancia, porque están pidiendo que caigamos en las mismas medidas antidemocráticas que tanto hemos criticado. Guaidó no es un líder opositor que puede simplemente desaparecer de la luz pública y dar paso a otro dirigente, Guaidó es el presidente interino y es el que cuenta con el reconocimiento internacional. Que el renuncie el cargo y lo asuma otra persona sería inconstitucional y nos quitaría lo único que nos diferencia de la dictadura, que es la legitimidad.

Por ahora, nos queda exigirle que se enfoque en lo importante y que no pierda el apoyo popular por seguir consejos de sus asesores, que se mantenga fiel a lo que su lucha representa y que siempre anteponga los intereses del pueblo de Venezuela antes que sus intereses personales.

 

 

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