El 5G busca hacer la vida más fácil en el corazón de la frontera intercoreana

siliconweek.com

Residir en el único pueblo en la parte sur de la militarizada frontera entre ambas Coreas es algo más fácil desde que se instaló la red 5G, a través de la cual se ha implementado un programa para mejorar la calidad de vida y subsanar el aislamiento de sus vecinos.

El granjero Kim Yong-sung muestra alegremente la pantalla de su teléfono y cómo a través de una aplicación puede hacer un seguimiento pormenorizado del nivel de humedad de su parcela o las condiciones meteorológicas.

Desde cualquier punto de su pueblo, Daesong dong, puede consultarlo y activar cuando lo desee los aspersores de su campo de soja.

Así, labrar es hoy un poco menos duro en esta aldea, donde los estrictos horarios (hay toque de queda en torno a la medianoche y las 6.00 de la mañana) complica cualquier actividad, especialmente en la parcela agrícola, muy ligada a las horas de sol.

Esta granja inteligente de Kim es fruto de un programa creado en 2014 por la empresa de telecomunicaciones KT basado en emplear su tecnología para facilitar el día a día a las zonas más aisladas de Corea del Sur, desde villas de montaña a las islas remotas.

Y Daesong dong es el primer lugar en el que se ha implementado usando la red 5G desde que ésta empezó a operar en abril en el país asiático, primero del mundo en estrenarla.

A Daesong dong algunos la consideran una «isla en tierra firme» por estar aprisionada entre dos países que aún son enemigos.

La aldea, donde viven 197 personas en 46 hogares, es la única localidad surcoreana dentro de la zona desmilitarizada (DMZ), un área que de Norte a Sur solo abarca cuatro kilómetros repletos de minas y alambre de espino establecida para separar ambos países tras el alto el fuego con el que concluyó la Guerra de Corea (1950-1953).

El Gobierno sureño decidió conservar la villa y repoblarla tras el conflicto bélico dada su cercanía -apenas un kilómetro- con la Zona de Seguridad Conjunta (JSA) de Panmunjom, único punto en el que tropas de ambas Coreas se ven cara a cara, y a que se encuentra a solo 400 metros de territorio norcoreano.

Esto hizo de Daesong dong una herramienta propagandística idónea empleada como «escaparate de las ventajas de la vida capitalista» para convencer a tropas norcoreanas de que desertaran.

Ahora corren otros tiempos: las tensiones se han rebajado y ya no retumban los altavoces con propaganda que uno y otro país decidieron apagar en abril de 2018.

Sin embargo, esta es una zona de guerra en la que además queda patente la falta de infraestructura, ya que, por ejemplo, el hospital más cercano queda a 12 kilómetros.

Para tratar pues de ganar un «tiempo precioso» en caso de emergencia médica el alcalde de Daesong dong, Kim Dong-gu, muestra desde la sala de control en la que se ha convertido su despacho tras la instalación del sistema 5G las pantallas que indican, además de la calidad del aire o el nivel de agua de los pozos, el estado en el que se encuentran los 46 ancianos censados.

Todos tienen ahora un mando que controla elementos del hogar (como las luces) y envía una alerta inmediata a este despacho y al móvil del alcalde en caso de indisposición.

La baja latencia y capacidad del 5G también sirven en el colegio de primaria, donde los tan solo 30 alumnos del centro pueden competir en unos juegos de pelota diseñados para la ocasión con otros niños que están fuera de la DMZ.

Eso sí, instalar las estaciones base para que el 5G echara a andar no fue fácil por el toque de queda o el que los ingenieros tuvieran que trabajar siempre escoltados por soldados, cuenta Lee Sun-joo, vicepresidenta de KT y responsable de la rama que ha ejecutado el proyecto.

«Llevó mucho trabajo; para instalarlo hicieron falta permisos del Comando de Naciones Unidas (que administra el sur de la DMZ), el ejército surcoreano, y el Ministerio de Ciencia y Tecnologías de la Información y Comunicación, los cuales se expidieron una vez que se certificó, por ejemplo, que la señal 5G no llegaba hasta Corea del Norte», añade.

Más allá de las gigantescas astas y banderas que planean sobre este pueblo y la cercana aldea norcoreana de Kijong dong (recordatorio de las batallas propagandísticas de antaño) o los soldados haciendo guardia en los accesos del pueblo, Daesong dong es una villa idílica en la que refulgen los campos arroz, prestos para la cosecha otoñal, y solo resuena el canto de los aves.

El propio presidente surcoreano, Moon Jae-in, propuso ante la ONU hace apenas unos días convertir la DMZ en una zona de paz internacional y Lee, vicepresidenta de KT, cree que proyectos como el implementado en Daesong dong justamente «pueden ayudar a hacerlo realidad». EFE

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