Caminata por la paz en Quito buscará curar «heridas del alma» tras las protestas

Un hombre arropado con la bandera ecuatoriana se para junto a un conjunto de piedras que bloquean una calle cuando se cumplen 10 días de protestas contra el Gobierno este sábado, en Quito (Ecuador). EFE/ Paolo Aguilar

La capital ecuatoriana acogerá este domingo una caminata por la paz, que desembocará en el centro histórico para apoyar las tareas de reconstrucción y limpieza tras las recientes manifestaciones, pero que también se propone como un mecanismo para curar las «heridas del alma» que dejaron esas protestas.

Convocados a través de redes sociales y por el boca a boca, los ciudadanos se reunirán en el parque El Ejido, en el centro norte de Quito, frente a la Casa de la Cultura, lugar en el que se reunieron por varios días miles de indígenas movilizados contra las eliminación de los subsidios a los combustibles.

Roque Sevilla, exalcalde de Quito y uno de los convocantes a la cita del domingo, comentó este viernes a Efe que espera que miles de ciudadanos, luciendo una camiseta blanca, se sumen a la caminata que avanzará hasta el casco colonial de Quito acompañados por la banda de música del Cuerpo de Bomberos.

Ya en la entrada del Quito Viejo, los caminantes escucharán la música de la Orquesta de Instrumentos Andinos del Municipio y cuando lleguen a la Plaza de la Independencia, frente al palacio presidencial de Carondelet, otros grupos compartirán su música.

Allí, los caminantes cantarán el himno nacional, el himno a Quito y antes de participar en una misa, escucharán el repicar de las campanas de todas las iglesias del centro histórico, catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1978.

Con esto pretenden «agradecer a Dios por el espíritu de solidaridad de los quiteños, y pedirle la fuerza necesaria para sacar adelante» a la ciudad y al país, comentó.

Como parte de esa solidaridad, Sevilla espera que los caminantes compren alimentos en los locales del centro histórico que no pudieron trabajar durante los once días de protestas.

Integrante de la llamada Junta Cívica de Quito, creada de forma espontánea por varios ciudadanos, Sevilla señaló que decidieron apoyar en la limpieza de la ciudad una vez que terminara «el vandalismo» en las protestas.

Debido a que el centro histórico estaba cercado por fuerzas del orden para impedir la llegada de manifestantes a Carondelet, los ciudadanos decidieron esperar al próximo domingo para arrimar el hombro en las tareas de limpieza, que ya ha adelantado el Municipio y gente de a pie.

Se trata -dijo- de una de las zonas «más destrozadas» durante las manifestaciones, que duraron once días en todo el país, pero que tuvieron su epicentro en los alrededores del Parlamento y del centro histórico.

Un grupo de firmas constructoras se ha ofrecido a apoyar la recuperación de fachadas y paredes «que fueron destruidas de la manera más salvaje» y luego pintarlas, comentó quien fuera alcalde de la ciudad entre 1998 y el año 2000.

Al existir regulaciones del Instituto de Patrimonio que impiden que cualquier persona, brocha en mano, pinte edificaciones en el casco colonial, tres empresas fabricantes de pintura, donarán el producto y colaborarán con el trabajo de manera técnica.

«La convocatoria más es de carácter emocional, para restaurar la herida que, creo que todos sentimos, de que a nuestra ciudad se la haya destrozado de la manera en que se lo hizo», apuntó Sevilla antes de lamentarse por el nivel de violencia «nunca antes visto» en una protesta social en la ciudad.

Comentó que al ser Quito la capital del país, la gente está acostumbrada a las manifestaciones y marchas de protesta y «los ecuatorianos tiene el derecho de venir acá a presentar sus criterios y en el caso de que sea protesta, que sea pacífica».

«Lo que nunca hemos visto es esta agresión perfectamente organizada para, simple y llanamente, crear el caos», anotó.

Y agregó que «el que cierren a la ciudad once días, que niños y jóvenes no puedan ir a las escuelas, que nadie pueda ir al trabajo, que las personas que viven del trabajo diario no tengan nada de ingreso durante once días, todo eso ha herido a los quiteños».

Sevilla comentó que la caminata también servirá como un amplificador para enviar un mensaje a los «vándalos» de que no van a aceptar que eso se repita en la ciudad».

Pero recalcó que el principal objetivo es curar «las heridas del alma» pues lo demás se puede solucionar con cemento, ripio y pintura. EFE

Más relacionadas