El cambio

Juan Carlos Díaz Granados

Guayaquil, Ecuador

En los últimos veinte años la proporción de la población mundial que vivía en la extrema pobreza se ha reducido a la mitad.  La expectativa de vida de los seres humanos se ha incrementado.  Se han reducido al 50 % las muertes como consecuencia de los desastres naturales.  La mayoría de los niños del mundo están vacunados.  El 80 % de la población mundial tiene electricidad.

Cuando hace cuatro décadas atrás, mis padres me llevaban a países desarrollados, regresaba maravillado.  Veía cosas inexistentes en Ecuador.  Hoy tenemos casi todo, incluyendo herramientas tecnológicas de uso diario.  No se sienten mayores diferencias, más allá de los aspectos culturales especiales que cada ciudad brinda.

Nos han vendido la idea de que somos ricos porque tenemos petróleo.  Nos sentimos decepcionados por no tener la calidad de vida que corresponde a esa supuesta riqueza.  No creemos en el esfuerzo individual, sino que el Estado nos debe regalar todo.

Un Estado que genera injusticia producto del sistema mercantilista vigente, solamente conviene a ciertos funcionarios públicos con poder suficiente para agilitar trámites ilógicos y en algunos casos, imposibles de cumplir.  Mantenemos a estos funcionarios vía impuestos, cuando la administración pública debería facilitar la productividad y el empleo.  Esa es la causa de la injusticia social.  Solicitar que se reduzca el tamaño del Estado constituye un riesgo para esa minoría que lucran de este sistema corrupto, que perjudica a la mayoría, restando oportunidades.

Somos testigos de una transformación social que debe tomar en consideración ambos factores: no estamos tan mal como pensamos, pero se requiere un entorno de negocios que ofrezca mayores oportunidades.

En un mundo globalizado, comparamos nuestro mejorado estilo de vida con el que viven en países que tienen un PIB per cápita más alto en el que los ciudadanos cumplen con todas sus obligaciones y existe un poder judicial sanciona a las personas que infringen el orden jurídico.  Tal vez, debamos comenzar por reconocer estos errores para iniciar el cambio.

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