Yeda (Arabia Saudí), 10 ene (EFE).- La abrupta derrota encajada ante el Atlético Madrid en la semifinal de la Supercopa en Yeda ha vuelto a poner en cuestión la continuidad de Ernesto Valverde en el banquillo del Barcelona.
Al preparador extremeño, acostumbrado a lidiar con los rumores sobre su permanencia en la entidad azulgrana, se le acumulan los detractores cada vez que el equipo sufre un contratiempo.
Yeda fue una decepción más para añadir en el currículum de Valverde en su aventura con el Barcelona, que se despidió, inexplicablemente, del primer trofeo de la temporada.
A las críticas sobre el juego del equipo, especialmente en los últimos tiempos, se unió el revés padecido en el estadio King Abdullah Sports City frente el Atlético Madrid. Y eso que el cuadro barcelonista ejecutó uno de sus mejores partidos durante ochenta minutos, con Leo Messi en versión estelar. Pero la desconexión que evidenció en el tramo final le costó una derrota insospechada hasta ese momento.
El Barcelona pudo golear y perdió. No es la primera vez que el plantel que lidera Valverde echa por tierra todo el recorrido ganado. El revés en Yeda es un reproche más a un equipo compuesto por un plantel extraordinario y con el mejor jugador del mundo que no termina de redondear el trabajo.
A otro nivel, el varapalo en Arabia Saudí recordó las noches negras en el Olímpico de Roma y en Anfield, fracasos que marcan el trayecto de su entrenador en su estancia en el Camp Nou.
Algo no marcha en momentos puntuales en el conjunto azulgrana, víctima un año tras otro de desconexiones, bien en partidos o bien en momentos puntuales, que le llevan hasta la frustración. Hace dos años fue Roma la que evitó una campaña impecable. El pasado curso, el Liverpool y, después el Valencia en Copa, dejaron la hoja de méritos del equipo en un título de Liga que es ya más que habitual.
En Yeda, el Barcelona dijo adiós a un torneo considerado hasta ahora como menor. Lejos de la relevancia de los tres grandes que dan brillo a una temporada. Más dolor produjo la forma en que sucedió. Un descalabro que le apartó del primer trofeo y de la posibilidad de volver a cuestionar el momento al alza del que presume el Real Madrid.
Tras el encuentro, Leo Messi llamó a la unidad. Frustrado y dolido por la derrota asumió con naturalidad las sospechas respecto a su técnico. «Es normal que cuando hay derrota o no se logran los objetivos y no se juega como gustaría se hable de este asunto».
«Es normal que hablen. Pero tenemos que estar más unidos que nunca y ser un grupo fuerte. Es difícil asumir esta situación, queríamos este título», dijo el argentino tras perder contra el Atlético Madrid
La situación no le pilla desprevenido a Valverde, habituado, casi desde el primer año, a manejarse sobre el alambre y a lidiar con el entorno. «Los entrenadores nos movemos siempre en la idea de trabajar. Sabemos como es el fútbol y que siempre hay inestabilidad cuando no hay buenos resultados, cuando pierdes», asumió.
«Supongo que ahora hemos perdido se hablará de esto porque son situaciones que no puedes controlar. Yo me dedico a lo mío. No lo puedo manejar», añadió.
Más contundente fueron las manifestaciones del uruguayo Luis Suárez, que dejó a su preparador al margen de la completa responsabilidad por la derrota ante el Atlético Madrid.
«Lo que pase con el míster no es una situación nuestra, es una situación del club, pero el entrenador no tiene ninguna culpa. Son errores y distracciones nuestras en momentos puntuales del partido», indicó el uruguayo.
El club también apeló a la calma. El director de Relaciones Institucionales de la entidad Guillermo Amor negó que esté en el aire la continuidad de su técnico. «Duele mucho perder pero esto es muy largo, hay que seguir y quedan muchas cosas importantes en juego. Respecto a que la continuidad del entrenador esté en el aire, no hay nada de eso». EFE