¿Todos tienen un precio?

Samuel Uzcátegui

Quito, Ecuador

US$750.000 fue el monto ofrecido por la dictadura venezolana para que diputados ‘opositores’ le dieran la espalda al presidente Juan Guaidó y autoproclamaran al corrupto Luis Parra como presidente de la Asamblea Nacional.

La oferta es parte de la denominada ‘Operación Alacrán’, que se basa en ofrecer cientos de miles de dólares a opositores para que se unan a la iniciativa chavista que busca retomar el control, por la fuerza, del único organismo democrático que queda en el país. Las reacciones frente a la solidificación del movimiento opositor luego de este atentado al Parlamento nos hacen pensar que todos los que no cedieron a esa oferta son verdaderos patriotas, pero la verdad es, que algunos probablemente no aceptaron porque querían aún más dinero. La política venezolana nos ha enseñado que todos tienen un precio, y que no dudarán en saltar la talanquera si el bando contrario lo paga.

Ser dirigente opositor en Venezuela es un negocio. Y la verdad es que por más honesta que sea la lucha del presidente Guaidó, del vicepresidente Guanipa, y de cualquier otro político que lidera los movimientos; sus bases se han prestado para las sinvergüenzuras del chavismo y han sucumbido ante las ansías del dinero fácil. No es gratuito que se hayan malversado fondos de la ayuda humanitaria, ni que dirigentes de partidos opositores como Un Nuevo Tiempo vendan cartas de militancia a un módico precio en dólares para que los solicitantes de asilo en Estados Unidos tengan un recurso que avale su persecución política. O que existan pugnas internas entre partidos políticos por la repartición de cargos, como el caso con la empresa Monómeros, que es uno de los activos extranjeros más valiosos de Venezuela.

 Tampoco es de extrañar la historia de opositores que recibieron dinero de organismos independientes para proyectos y labores sociales nunca realizadas, pero que igual embolsillaron esos billetes. O lo reflejado en la investigación de Armando.info, que muestra a un grupo de diputados opositores (entre ellos los que autoproclamaron a Luis Parra) firmando cartas de buena conducta a los ‘empresarios’ implicados en las importaciones de los putrefactos alimentos del CLAP.

La que más resalta de esas cartas es la carta firmada a Alex Saab, contratista colombiano que hace casi dos años atrás fue expuesto por una investigación de Armando.info como uno de los principales beneficiarios de este corrupto programa. Por dicha investigación, Saab tomó represalias y demandó a los periodistas venezolanos Roberto Deniz, Ewald Scharfenberg, Alfredo Meza y Joseph Poliszuk, quienes tuvieron que exiliarse por temor a ser encarcelados por la dictadura.

Luego de esta última publicación sobre la acción de los diputados opositores y su relación con empleados chavistas, José Brito (uno de los implicados), declaró que él y otro grupo de legisladores no votarían por Juan Guaidó en su reelección a la presidencia del Parlamento y que se “distanciarían de la oposición corrupta” para hacer otra propuesta. Un mes después, estaban autoproclamando a Luis Parra como presidente en una Asamblea donde no se instaló nunca la sesión, no había el quorum necesario y, además, ni Juan Guaidó ni otros diputados opositores pudieron ingresar al Palacio Legislativo por impedimentos de los cuerpos de seguridad chavistas. Ahora, Brito da declaraciones a medios oficialistas como TeleSur y Globovision y los canales de comunicación chavistas hacen eco de sus declaraciones, intentando construir una nueva oposición para vender la narrativa de que Maduro no es un dictador. El chavismo se fabrica sus propios detractores a conveniencia, y como siempre, la comunidad internacional no hace más nada que emitir un simple comunicado ‘lamentando lo ocurrido’.

Van casi 6 años de comunicados donde lamentan lo ocurrido. ¿Qué tiene que pasar para que endurezcan el trato que le dan a la dictadura castrochavista? Cuando matan cientos de opositores lamentan lo ocurrido. Cuando apresan a un manifestante lamentan lo ocurrido. Cuando desaparecen forzadamente a un diputado electo por el pueblo de Venezuela, como lo es Gilber Caro, lamentan lo ocurrido. Cuando las proyecciones de la ONU dicen que habrán 6,5 millones de migrantes venezolanos en América Latina para finales del 2020, lamentan lo ocurrido.  ¿Cuándo dejaran de lamentarse y de dar oxígeno al dictador Maduro y su cúpula? Los han convertido en intocables, y por eso actúan como tales. Y mientras la comunidad internacional mira la crisis venezolana con los brazos cruzados, los supuestos dirigentes que encabezan la lucha interna no hacen más que velar por sus propios intereses.

La verdad es que todos los problemas se resumen a la plata. Todos los caminos conducen a la plata. Si Brito y compañía se alejaron de Juan Guaidó y recibieron el dinero manchado de sangre de la dictadura, es porque en su momento querían que se les diera parte del dinero que financia a la oposición venezolana y se negaron. Por eso, saltaron la talanquera. Son camaleones políticos que cambian de bando a conveniencia, mientras se dan golpes en el pecho diciendo que ellos representan al pueblo. El diputado José Guerra denunció que el chavismo aumentó la tarifa de la ‘Operación Alacrán’ y que ahora buscan fabricarse líderes de partidos políticos opositores como Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática para despojar sus tarjetas y símbolos y dárselos al usurpador Maduro. Así, el otro usurpador, Parra (porque entre usurpadores se entienden) nombrará un nuevo Consejo Nacional Electoral y asistirá a elecciones con la dictadura en representación de la ‘oposición’.

Entre los que saltaron y los que saltarán la talanquera y los que se lucran de ser opositores y no quieren perder ese estatus, el futuro de Venezuela no puede mirarse con optimismo. El problema es de raíz y no se ha hecho nada por arrancarlo. Deslindarse del partidismo, como hizo el presidente Guaidó, es un paso en la dirección correcta, pero eso es solo exculparse de lo que pueda ocurrir, en vez de asumir la responsabilidad de enfrentar a las minorías opositoras que pueden comprometer a todos los dirigentes por recibir dinero sucio. El presupuesto de la dictadura para la ‘Operación Alacrán’ es ilimitado, sobre todo con el dinero proveniente del narcotráfico. Además, necesitan tomar el control de la Asamblea Nacional si quieren que se les apruebe endeudamiento para continuar subastando el país a Rusia y China. 

Entre una oposición fragmentada por los corruptos y los ‘honestos’, que se ven obligados a convivir porque dicen luchar por el bien común, y una comunidad internacional que ve la crisis venezolana con brazos cruzados sin entender la verdadera amenaza que representa el chavismo para su seguridad nacional, el panorama venezolano no es optimista. El chavismo siempre encuentra la manera de adelantarse a la oposición que no aprende de sus errores. La dictadura lleva 20 años haciendo y deshaciendo el país a su gusto y no podremos soportar 20 años más. Tienen a todo un país de rehén y todos ustedes, líderes políticos de la región, son testigos. Y si no cambian su acercamiento hacia el conflicto venezolano pronto, serán también responsables.

Más relacionadas