Cerca de un centenar de milicianos de ambos gobiernos rivales murieron hoy en el combate más sangriento del año en Libia, librado en la estratégica carretera costera del centro del país pese a la «tregua humanitaria» aceptada el pasado domingo por los contendientes a instancia de la ONU para luchar contra la pandemia del coronavirus.
Los enfrentamientos estallaron poco después del amanecer cuando aviones de combate bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, tutor del gobierno no reconocido en el este y hombre fuerte de Libia, atacaron un convoy militar afín al Ejecutivo sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) cuando al parecer abandonaba la ciudad-estado de Misrata rumbo al frente de batalla.
Fuentes de Seguridad del llamado Ejército Nacional Libio (LNA), la fuerza afín a Hafter, explicaron que las unidades aéreas lanzaron un total de tres ataques «coordinados y precisos» contra la supuesta columna bélica porque consideraba que ésta «se dirigía hacia Al Heisha y y el valle de Zamzam para atacarnos».
El bombardeo se produjo en las proximidades de Abu Qurayn, una aldea abandonada estratégicamente situada en la gran autopista que recorre toda la costa libia y que se halla a medio camino entre la ciudad de Sirte y Misrata, principal y casi único aliado local del GNA, afirmó.
Responsables de Seguridad el citado gobierno en Trípoli aseguraron a Efe que en el bombardeo murieron 31 de sus milicianos y más de setenta sufrieron heridas de diversa consideración.
«Los combates se iniciaron en respuesta a los repetidos ataques de las fuerzas de Haftar y su falta de respeto por todos los convenios internacionales. Nuestras fuerzas respondieron y destruyeron dos blindados emiratíes, cinco vehículos militares y un depósito de municiones de las fuerzas enemigas, que se retiraron», afirmó.
«Tenemos informaciones que nos confirman que un total de 60 cadáveres de soldados de Hafter han sido trasladados hoy al hospital Ibn Sina en la región de Sirte», agregó la fuente, una cifra que no ha sido confirmada ni desmentida hasta el momento por el LNA, que no suele informar ni de las bajas propias ni las del enemigo.
EL GNA denunció, asimismo, varios ataques aéreos de las fuerzas rivales en zonas del cinturón sur de Trípoli, un área de alto valor estratégico crucial para la conquista de la capital.
Y aseguro que entre las fuerzas de Hafter que lucharon en la batalla posterior al bombardeo en la localidad de Kadahiya y otras en el extrarradio oeste de Sirte se hallaban mercenarios «Janjaweed», una milicia árabe sudanesa vinculada al antiguo presidente Omar Hasan al Bachir a la que se acusa de crímenes de guerra en la región sudanesa de Darfur.
La guerra civil que ensangrienta Libia desde el fallido proceso de paz impuesto por la ONU en 2015, se intensificó el pasado 4 de abril, fecha en la que Hafter ordenó levantar un cerco a la capital con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita oficial en la ciudad, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Desde entonces, se ha convertido en una guerra de mercenarios, privatizada, en la que han muerto alrededor de 1.700 personas -más de 300 civiles-, 15.000 más han resultado heridas y más de 130.000 ciudadanos se han visto obligados a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos.
El mariscal, que controla la mayor parte de las reservas de petróleo en Libia y casi todo el territorio nacional, cuenta con el respaldo económico y militar de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos -países que le proporcionan mercenarios, armas y superioridad aérea- y con el refrendo político de Francia y de Estados Unidos.
El GNA recibe ayuda económica y militar de Qatar, Turquía e Italia, además de la poderosa ciudad-estado de Misrata, y apenas si domina la capital y algunas poblaciones del oeste con la complicidad de milicias salafistas y distintos señores de la guerra.
En este contexto, el general Ahmad al-Mismari, portavoz del LNA, aseguró en rueda de prensa que las operaciones en las últimas horas «han permitido a sus fuerzas conquistar las localidades de al-Assah, al-Jameel, Riqdalin y Zaltan controladas por el GNA y sus mercenarios sirios. Han sido liberados del yugo terrorista».
Esta semana, el Observatorio sirio de Derechos Humanos reveló que 151 mercenarios sirios reclutados por Turquía han muerto en los últimos tres meses de combates en Libia.
Muchos de esos mercenarios han viajado directamente desde Turquía a Misrata y Trípoli en vuelos privados directos, pero numerosos más lo han hecho también a través de Túnez, país que hoy anunció un refuerzo de su porosa frontera.
Contactado por Efe, el portavoz del ministerio tunecino de Defensa, el comandante Mohamed Zekri, aseguró que la «situación es estable y que el refuerzo en la frontera forma parte del seguimiento ordinario».
Zekri no quiso ofrecer ninguna declaración con respecto a algunas informaciones publicadas por la prensa local que señalan, sin embargo, que el LNA habría avanzado significativamente hacia el oeste y habría tomado ya el control del puesto fronterizo de Ras Jedir, después de que la guardia local huyera. EFE (I)