La crisis que viene detras

Gonzalo Orellana

Londres, Reino Unido

Mientras escribo este articulo el número de contagiados oficial por coronavirus paso el 1 millon 350 mil y el número de muertos supera los 75 mil y sin embargo lo peor está por venir. Hacer un par días recibí un meme en el que se muestra a un buzo siendo perseguido por un tiburón, en alusión al virus, pero detrás de ese tiburón se acerca un tiburón aún más grande, en alusión a la crisis económica.

Las primeras estimaciones sobre la crisis económica global empiezan a arrojar números aterradores. Moodys y el CEBR predicen una caída del pib mundial del 4%, que sería la mayor contracción desde 1931. Estas caídas asumen que esta cuarentena va a ser exitosa y que no serán necesarias nuevas medidas de confinamiento más adelante, algo que muchos epidemiólogos dan por descontado.

Esto nos hace pensar que la caída del 4% es el mínimo que se espera. Las cifras a nivel de países son igualmente escalofriantes, se pronostica que la caída del pib de Italia o España puede ser superior al 10% en este primer y segundo trimestre. La FED recientemente planteó un escenario grave en que el desempleo podría dispararse en EE.UU hasta el 20%, cuando hasta hace poco se encontraba por debajo del 4%. La Cepal estima que para América Latina el coronavirus puede suponer un incremento en el número de pobres de 35 millones de personas, eso es más que toda la población de Perú.

Una crisis de esta magnitud puede tener efectos más devastadores que los miles de muertos por el virus. El cierre de empresas, la perdida de trabajos, la reducción de ingresos al Estado, tienen enormes impactos en la calidad de vida de la gente, su salud mental y la capacidad del estado de brindar servicios de salud.

Aunque las primeras cifras estimadas para los países desarrollados son aterradoras, las cifras para los países en vías de desarrollo serán aún peores, pues estos no tienen el musculo financiero para estimular su economía y atenuar el impacto. Los estímulos ofrecidos hasta ahora por varios países desarrollados suponen un 2% del pib mundial, muy superior a lo utilizado en la última crisis del 2008, esto muestra la magnitud de esta crisis. Los países en vías de desarrollo tampoco tienen acceso a crédito o lo tienen a precios muy altos, dado el incremento del riesgo país. Esto implica que muchas naciones se enfrentan a una caída libre del pib.

Las políticas de confinamiento aplicadas, aunque acertadas desde el punto de vista médico, son increíblemente nocivas para la economía, pues afectan la oferta y la demanda al mismo tiempo. La mayoría de las crisis suele afectar a un lado de la economía, lo que permite que el gobierno responda estimulando el otro, pero en este caso parte de los estímulos de los gobiernos serán inútiles si la gente no puede demandar bienes y servicios por estar encerrados en casa.

En las próximas semanas los gobiernos del mundo se enfrentarán a decisiones durísimas, continuar el confinamiento y dañar aún más a la economía y la sociedad o relajar el confinamiento y arriesgar un mayor número de muertes. Ninguna decisión es buena y las dos tendrán enormes consecuencias por un largo tiempo.

Por eso es importante intentar minimizar el impacto económico al mismo tiempo que seguimos las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud: comprar comida a domicilio en restaurantes locales para que no cierren, mantener los empleos de la gente aun si no están trabajando en la medida de lo posible, mostrar flexibilidad en el pago de facturas, arriendos, pago de servicios, etc. Adicionalmente todos los países deben incrementar significativamente el número de pruebas del virus, no solamente al entorno cercano de gente infectada o a la gente que llega a los hospitales. Solo haciendo pruebas sabremos el número exacto de contagiados, la verdadera tasa de mortalidad y el aislamiento será más efectivo.

El gobierno británico, asesorado por un grupo de expertos habla de que serán necesarias medidas de distanciamiento social por lo menos por los próximos 12 meses, intercalando periodos de medidas muy rígidas con periodos más relajados para reducir el número de contagios sin desmantelar la vida de la gente. El mundo está viviendo un experimento de magnitudes únicas con miles de millones de personas confinadas en sus casas, el impacto que esto tendrá en niños que no van a clase, en la salud mental de la gente y en las comunidades es incierto. Por ahora la mayoría de los países están dispuestos a tomar medidas extremas pues el miedo al virus es enorme, pero en las próximas semanas eso puede cambiar rápidamente y por eso las medidas probablemente tengan que ser aplicadas por olas y no de manera continua.

El mundo es hoy un lugar asustado y que asusta, pero es importante que mantengamos la calma, que esta situación saque lo mejor de nosotros y que salgamos de este momento habiendo aprendido lecciones. El coronavirus es una amenaza a la humanidad que se resolverá siendo más humanos, y con eso me refiero a las enormes cualidades que tenemos como especie: somos solidarios y nos cuidamos mutuamente, somos adaptables y enormemente resilientes, innovadores y creativos, capaces de superar casi cualquier cosa, lo hemos hecho antes y lo vamos a hacer ahora.

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