La pandemia da un espaldarazo al comercio electrónico en Ecuador

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Trabajadores del cementerio Parques de la Paz meten una caja de cartón con un fallecido presuntamente por COVID-19 en una tumba en el sector de la Aurora, Guayas (Ecuador). EFE/Mauricio Torres/Archivo

La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 ha provocado un cambio dramático en los usos de consumo electrónico en Ecuador, un país donde hasta hace apenas tres años era aún difícil hacer el mercado por internet.

La prohibición de aglomeraciones, las largas horas de espera ante los establecimientos autorizados y el cierre de comercios, han disparado la compra a distancia en los últimos dos meses, y multiplicado los servicios de envío a domicilio en una amplia gama de productos, aunque sobre todo, alimentos y farmacia.

La Cámara Ecuatoriana de Comercio Electrónico (CECE) espera que este año las compras online suban muy por encima de años pasados, aunque aún hay reservas sobre las cifras porque el coronavirus también tiene un efecto freno en la actividad comercial en general, por falta de liquidez en el mercado.

«El comercio electrónico tendrá un gran impacto, pero no podemos olvidar que vivimos una situación no tan favorable, veremos que a mucha gente le será complicado comprar tanto física como virtualmente», explicó Leonardo Ottati, director general de CECE.

Las compras online en el país saltaron de 1.200 millones de dólares en 2018 a 1.500 millones en 2019, y para este año el porcentaje sería mayor por la pandemia.

LAS ESTRELLAS DEL NUEVO CONSUMO

Las aplicaciones Glovo y Rappi están entre las diez más descargadas del país en el mes de abril a través del sistema iOS, según el informe Estado Digital Ecuador 2020, y las empresas han registrado un aumento desproporcionado en la cantidad de personas que requieren sus servicios.

La curva de consumo de la multinacional española Glovo subió en un 200% en apenas dos meses, lo que les ha obligado a incrementar el número de trabajadores.

Daniel Arévalo, su gerente general en Ecuador, explicó a Efe que «la categoría de supermercados y farmacias son los que más han crecido por la pandemia».

Lo mismo le ocurrió a la compañía multinacional colombiana Rappi, que en los dos meses de confinamiento han saltado de 150.000 a 400.000 usuarios.

Alejandro Freund, su gerente, asegura que se trata de «una tendencia irreversible», por lo que han decidido  incrementar más categorías de transporte y entrega de productos a domicilio.

«No solo ofrecemos servicios de comida, supermercados y farmacias sino que ampliamos las categorías de deportes, música, maquillaje y ropa. Estamos haciendo una gran apuesta por Ecuador», afirmó.

LA DÉCADA GANADA

Tipti es otra de las que más se ha beneficiado de la cuarentena, y la presión sobre su plataforma de alimentos de supermercado se ha traducido en constantes mensajes de que el servicio tiene retrasos de hasta dos semanas.

Pierangela Sierra, su gerente general, señaló a Efe que hasta finales de 2019 la aplicación tenía 19.362 clientes, que se han duplicado a 41.476 debido a la emergencia sanitaria.

Su personal ha pasado también de 70 a 307 empleados entre Quito, Guayaquil y Cuenca, ciudades en las operan por ahora.

«En este momento se está viendo la validez de la digitalización del comercio y sobre todo de los servicios a domicilio», explicó el titular de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), Pablo Zambrano.

«Lo que estamos haciendo es adelantándonos unos diez años», abundó sobre una situación que prevé irreversible.

Otro indicador de cambio por la pandemia es que las estadísticas muestran un giro en la edad de los consumidores electrónicos.

José Miguel Martínez, representante del grupo NEOS, especialistas en soluciones digitales, sostiene que, antes, la edad del comprador digital era de 25 a 35 años «pero hoy está sucediendo un cambio de ideología en todas las generaciones».

Pero cree que aún falta capacitar al usuario y «brindarles el factor confianza» en los métodos de pago electrónico.

POCAS TARJETAS DE CRÉDITO

Y es que en un país donde buena parte de la población no tiene cuenta de banco ni tarjeta de crédito, en parte por falta de ingresos regulares o desconfianza en el sistema bancario por la crisis de 2000, potenciar la venta electrónica no es nada fácil, aunque es cierto que la inclusión financiera ha crecido mucho en la última década.

Según un promedio de distintos indicadores antes de la crisis alrededor del 55-60% de los adultos estaba dentro de la inclusión financiera, pero mucho menos si de tarjetas de crédito se trata.

Por eso no es extraño que en Ecuador la mayoría de las plataformas electrónicas de comercio electrónico ofrezcan el pago anticipado por transferencia bancaria, sobre todo en grandes sumas, o en metálico para consumos más bajos como el de comida rápida.

Además de la pandemia, otro elemento que en Ecuador ha sido determinante para el desarrollo de este sector ha sido la tecnología.

Y es que nueve de cada diez hogares en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, tenía en 2017 al menos un teléfono celular, crucial para este tipo de negocios. EFE

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