Municipales francesas son fuertemente afectadas por el coronavirus

Perpiñán (Francia), 28/06/2020.-Una persona vota en Perpiñan guardando las medidas sanitarias debidas a la pandemia del coronavirus durante las elecciones municipales que este domingo se celebran en Francia este domingo 28 de junio de 2020 EFE/GUILLAUME HORCAJUELO

«La mascarilla no calla la democracia», asegura a Efe Stéphan Gesler, contable jubilado de 87 años que por nada del mundo se pierde una cita con las urnas y que tampoco lo ha hecho este domingo en la segunda vuelta de las municipales francesas pese a que la COVID-19 impone estrictas precauciones sanitarias.

Muchos de sus conciudadanos no piensan como él y han optado por no correr riesgo de contagio para ir a las mesas electorales a depositar su voto. No hay colas de electores y los datos auguran una fuerte caída de la participación.

En la primera vuelta, celebrada el pasado 15 de marzo, más de la mitad del censo se quedó en casa. Una cifra récord para este tipo de comicios que todos los especialistas achacaron al miedo al coronavirus.

El Gobierno acababa de decretar el cierre de bares y restaurantes y, dos días más tarde, ordenó el confinamiento de la población y retrasó la segunda vuelta, que ha recuperado ahora cuando la situación sanitaria ha mejorado tras mes y medio de desescalada.

Pero las medidas de seguridad sanitaria se han incrementado. Ahora la mascarilla es obligatoria, los presidentes vocales de las mesas están protegidos tras mamparas de plástico. Los electores deben lavarse las manos con gel hidroalcohólico y mantener las distancias de seguridad.

«No hay problema, en el mejor momento de la mañana se han concentrado tres o cuatro», bromea David Martin, presidente de una mesa electoral del céntrico distrito 4 de la capital.

A él acudió Gesler a depositar su papeleta: «Llevar la mascarilla forma parte de los inconvenientes del periodo actual, pero no se vota con la boca, se vota con la mano».

El excontable sí cree que el Gobierno debió retrasar la primera vuelta, pero una vez que se decidió a mantenerla, cree que es importante acudir a las urnas.

«Basta con mantener las precauciones. En esta situación hay muchas cuestiones sin respuesta, incluso para los médicos. No se sabe dónde se puede contagiar. Estamos todos preocupados y esa preocupación va a pesar sobre el mundo durante unos años. Pero venir a votar no cambia nada. Incluso puede que la democracia nos permitirá resistir un poco mejor», asegura.

Algo parecido opina Philipee Bonny, que acompañado de su esposa y de su hijo acudió a votar sin una inquietud particular.

«No me supone ningún problema llevar la mascarilla», señala, «es importante votar y con estas precauciones no hay problema en hacerlo».

Bonny cree que la pandemia no debe servir de excusa para detener la vida de los países, sobre todo tras los meses de confinamiento que han mantenido todo paralizado.

«Es importante que la democracia continúe, para salir de esta crisis», comenta, al tiempo que asegura que no entiende que la gente tenga miedo.

«Puedo entenderlo en las personas de edad o con riesgos, pero para la mayoría de la gente no lo entiendo», añade.

La mascarilla «da seguridad a la gente, les da confianza», señala Adenora Huc, que actúa como apoderada en una mesa de París donde, reconoce, «se ve mucha menos gente de lo normal».

«Pero estoy convencida de que mucha gente no va a venir, sobre todo porque en la primera vuelta mucha gente se contaminó y ahora van a tener todavía más miedo», indica.

Pes a ello, considera importante que se haya mantenido la fecha de las elecciones, porque un nuevo retraso hubiera obligado al Gobierno a anular incluso la primera vuelta.

Huc cree que, si se mira bien, votar no supone más riesgo que ir a hacer la compra a un supermercado.

«Hay riesgos en cualquier sitio,no creo que aquí se corra más riesgos que en una situación de la vida cotidiana», dice. EFE (I)

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