Un niño de siete años muere por una bala perdida en Río de Janeiro

REFERENCIA | Policías patrullan la zona en el complejo de favelas de Alemão, en la zona norte de la ciudad de Río de Janeiro (Brasil) hoy, martes 25 de abril de 2017. Moradores realizaron una protesta contra la muerte del chico Paulo Henrique de Oliveira, asesinado con un tiro dentro de la favela. Los residentes acusan a la policía por el asesinato en la favela, donde se presentan confrontaciones constantes entre las autoridades y narcotraficantes.

Un niño de siete años murió víctima de una bala perdida tras el supuesto ataque de un sospechoso a un grupo de policías que patrullaban en la región metropolitana de Río de Janeiro, informaron este miércoles fuentes oficiales.

El suceso ocurrió en la noche del martes, cuando el piloto de una motocicleta abrió fuego contra los agentes que se encontraban en un barrio de la Baixada Fluminense, una de las zonas más deprimidas y peligrosas próxima a la ciudad de Río, según señaló la Policía Militar en un comunicado.

El sospechoso huyó al instante del lugar y durante el ataque «no hubo reacción del equipo policial», de acuerdo con la versión de las autoridades brasileñas.

En el tiroteo, un niño de siete años, que según medios locales jugaba en la puerta de su casa, fue herido de gravedad y llevado al ambulatorio más próximo, donde, de acuerdo con la Policía Militar, falleció.

Sin embargo, la Secretaría de la Alcaldía de Sao Joao de Meriti, municipio de la Baixada Fluminense donde ocurrió el crimen, señaló en una nota que el menor, identificado como Ítalo Augusto, ingresó en el hospital sin vida.

La muerte de niños por balas perdidas es una lacra que se repite en Río de Janeiro desde hace años, especialmente en las favelas de la región, algunas de las cuales están controladas por narcotraficantes o milicias integradas por policías o expolicías corruptos.

Según un informe de la ONG Rio de Paz, cerca de 60 menores de hasta 14 años murieron por balas perdidas entre 2007 y 2019 como consecuencia de enfrentamientos entre policías y sospechosos, así como entre bandas rivales, en las comunidades de Río de Janeiro. EFE

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