Guayaquil/Quito, 17 jul (EFE).- En las últimas semanas, Francisco Egas, se ha anotado un sonado triunfo al verse reinstaurado como presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), si bien podría acabar en una victoria pírrica si el técnico Jordi Cruyff decide finalmente renunciar a la selección.
Egas, que dijo sentirse «molesto» por la reflexión en la que ha entrado el entrenador hispano-holandés sobre su futuro en Ecuador, puede verse contra las cuerdas si Cruyff renuncia al cargo, porque ello significaría que su grandioso «proyecto 20/30» para el fútbol nacional acaba desplomándose.
«Es una situación muy complicada la de la Federación», consideró el directivo de Liga de Quito, Esteban Paz, en un análisis de los más recientes acontecimientos.
Y aseguró, en declaraciones al medio Mundo Deportivo, que «empezó meses atrás con la disputa entre Francisco (Egas) y Jaime (Estrada)», que ha traspasado fronteras hasta llegar a FIFA y a Conmebol.
Se refería a la moción de censura que el pasado abril removió a Egas, por mayoría, de la presidencia de la Federación, en medio de acusaciones sobre si se había excedido o no en las sumas acordadas con el equipo del ahora dimisionario director deportivo, Antonio y Cordón, y de Jordi Cruyff, para que encabezaran su proyecto.
Una revuelta liderada por su vicepresidente Jaime Estrada, quien hoy mantenía su persistente crítica al instar públicamente a Egas a dejar en manos del directorio su diálogo con el titubeante entrenador.
«Deje al Directorio tomar a su cargo la situación, que desde el inicio no tuvo claridad», escribió Estrada por redes sociales.
«Molestias» aparte, lo cierto es que el enfrentamiento interno que ha llevado a una desinstitucionalización del máximo organismo del fútbol nacional, sumado a la crisis económica por el coronavirus, es lo que llevó a Cordón a dimitir el martes.
Así lo dijo él mismo en su carta de renuncia, y así lo ha expresado también Cruyff al transmitirle la noche del jueves a Egas su deseo de «repensarse» si quiere seguir siendo parte del proyecto.
Un proyecto que fue anunciado con bombo y platillo el 13 de enero en un acto por todo lo alto que parecía insuflar nuevos vientos a la FEF.
Pero solo parecía, porque la crisis administrativa y deportiva que comenzó en 2015 dentro de la Federación Ecuatoriana, cuando se descubrió la corrupción de directivos vinculados con la FIFA, parece no tocar fondo.
Más bien, el politiqueo interno y el choque de intereses personales y colectivos se ha convertido en una triste rutina coronada por los fracasos de la selección y una sucesión de técnicos que parece no acabar.
Rutina de la que Egas creía que podría sacar al país con un pomposo proyecto encabezado por dos expertos españoles, que se han topado en Ecuador con una situación que les ha parecido, cuanto menos, cansina.
Y es que más allá de los aspectos financieros y de forma, lo que parece haber agotado a ambos es el que los detalles de su contratación fueran utilizados como arma de desgaste en las trifulcas internas, y el que, una y otra vez, se vieran en medio de tormentas mediáticas de la que han tratado de apartarse en todo momento.
Al generalmente discreto Cruyff esa exposición extrema no le va con su personalidad y forma de trabajo, lo que sumado a las dificultades sanitarias y económicas propias del momento, y a la dimisión de Cordón, le hacen preguntarse desde hace algún tiempo sobre la viabilidad del proyecto que asumió.
Su decisión final se espera en un par de días, y entonces se conocerá también el nuevo destino de una crisis que no es otra cosa que la misma rutina de siempre en la Federación ecuatoriana. EFE (D)