Nagasaki, ante el reto de conservar la memoria colectiva

Nagasaki tras los bombardeos en 1945

La ciudad de Nagasaki, la última que sufrió un ataque nuclear, se enfrenta al reto de conservar la memoria colectiva para que cuando ya no queden sobrevivientes de esa tragedia las nuevas generaciones tomen el relevo para promover la paz.

«Estamos llegando al final de una era en la que todavía hay sobrevivientes (del ataque nuclear) que aún están con vida», afirmó hoy en una videoconferencia de prensa el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue.

Este domingo se cumplirán 75 años desde que una bomba nuclear destruyera gran parte de Nagasaki, tres días después de la que fue arrojada contra Hiroshima, en las postrimerías de la II Guerra Mundial.

El 9 de agosto de 1945 vivían en Nagasaki unas 240.000 personas, y de ellas 74.000 murieron por la bomba nuclear y 75.000 más resultaron heridas. Muchos lesionados, según recordó hoy Taue, «todavía continúan sufriendo» por ese ataque.

Pero de las personas que fueron testigos del ataque ya sólo quedan unas 26.000, con una edad promedio que supera los 83 años, por lo que, según el alcalde, «pronto comenzará una era en la que no quedarán sobrevivientes».

Y es que, de acuerdo con el edil, «si no ha habido una tercera bomba que haya destruido una ciudad en estos 75 años ha sido más que nada por la contribución de los sobrevivientes de bombas nucleares (como los de Hiroshima y Nagasaki) que han contado sus historias de lo que pasó».

«Tenemos que prepararnos y estar listos para esa nueva era sin sobrevivientes, por lo que es importante contar con recursos humanos para que puedan llevar la carga hacia las nuevas generaciones», afirmó Taue, de 63 años, alcalde de Nagasaki desde 2007.

En Nagasaki se puede visitar un museo dedicado a ese ataque, una plaza con un monumento y el lugar del hipocentro de la bomba, pero también quedan restos de edificios para que las imágenes «pasen a las siguientes generaciones», agregó el alcalde.

Pero a estas alturas muchos «hibakusha», como se conocen a los sobrevivientes, no parecen muy dispuestos a transmitir sus recuerdos, lo que presenta retos adicionales para quienes buscan conservar la memoria colectiva.

«Muchos no quieren recordar, es estresante. Ni siquiera están compartiendo sus recursos con su familia», admitió el alcalde en la rueda de prensa telemática organizada por el Centro de Prensa Extranjera de Japón (FPCJ, en inglés).

En la medida que se van acabando quienes están dispuestos a relatar sus recuerdos, en las escuelas de Nagasaki se insiste en promover un sentimiento de paz entre los más jóvenes, a quienes cada día más se les involucra en esas actividades.

«Aunque no se puedan compartir las experiencias de los sobrevivientes, se puede compartir la aspiración por la paz», agregó.

Taue añadió que los 25 años que quedan para completar un siglo desde los ataques nucleares deben servir para «compartir la historia y ver cómo podemos evitar cometer el mismo error».

«Una bomba atómica no es algo que sólo haya ocurrido en el pasado, en Hiroshima y Nagasaki, es un tema común al que se enfrenta el mundo entero, y que está vigente en el presente y lo estará en el futuro», afirmó. EFE

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