Un proyecto ofensivo

Eduardo Carmigniani

Guayaquil, Ecuador

No puedo creer lo que leo en el proyecto de ley -dirigido a reformar el régimen de manejo de las empresas públicas- enviado este martes 8 de septiembre por el presidente Moreno a la Asamblea. O la ingenuidad del equipo económico -en la exposición de motivos (p. 3) se atribuye la autoría intelectual al Ministerio de Finanzas- es monumental, o nos quieren con discursos melifluos tomar por mentecatos.

Con el mensaje de que es necesario “equiparar la gestión de las sociedades mercantiles privadas con las empresas públicas, para que las mismas puedan desarrollar sus actividades de manera competitiva y sometidas (con las debidas excepciones) al mismo marco regulatorio y de control” (exposición de motivos, p. 3), se propone nada menos que liberar a las empresas públicas, para sus contrataciones, del régimen de la Ley de Contratación Pública. No es broma. Veamos los textos.

El proyecto (art. 3) propone, de un lado, eliminar el actual artículo 34 de la Ley de Empresas Públicas, con arreglo al cual “Las contrataciones de bienes, obras y servicios, incluidos los de consultoría, que realicen las empresas públicas, se sujetarán a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública, su Reglamento General y demás disposiciones administrativas aplicables”. Y de otro, establecería que, por regla general, las tales contrataciones estarían sometidas “al ordenamiento jurídico en el que desarrolan sus actividades las empresas privadas”. Las normas de contratación pública solo serían aplicables a discreción de los mandamases de turno, si un contrato supera el monto fijado por estos.

La corrupción rampante, precisamente en las contrataciones públicas, no solo en el correísmo, sino también en el actual régimen -pandemia incluida- no ha servido de lección. Mientras todo el país clama por sanciones ejemplares contra funcionarios corruptos y avivatos dizque empresarios, pretender liberar las reglas para la elección de contratistas públicos en lugar de reforzarlas, resulta francamente ofensivo así se las disfrace con mensajes de libre mercado.

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