Nooteboom, el escritor holandés más leído desde la II Guerra Mundial

Cees Nooteboom, premio Formentor,

La Haya.– Cees Nooteboom (1933), que recibió este viernes el Premio Formentor, es uno de los escritores holandeses más traducidos y leídos desde la Segunda Guerra Mundial. Vive entre Países Bajos, Alemania y España y le encanta escribir literatura sobre sus viajes, poemas impregnados de su obsesión con el tiempo y novelas de una vida impredecible.

Los holandeses le conocen sobre todo por sus historias y literatura de viajes, porque Nooteboom, enamorado de España y abducido por la lengua germana, se ha creado fama de nómada con papel y lápiz que recorre Europa de norte a sur para reflexionar sobre las tensiones entre el significado de la vida y las partes impredecibles de ella.

Su obsesionada curiosidad, como él mismo la define, también le ha llevado a aprender idiomas mientras viajaba, entre ellos un perfecto castellano con el que se comunica en sus largas estancias en Menorca, la isla balear, en el Mediterráneo, donde ha escrito la mayor parte de sus libros.

Nacido en la capital política de Países Bajos hace 87 años bajo el nombre de Cornelis Johannes Jacobus Maria Nooteboom, Cees fue abandonado a los diez años por su padre, envuelto en otra relación amorosa. Dos años más tarde, su progenitor falleció en un bombardeo británico en La Haya y su madre se volvió a casar.

El padrastro de Cees, un hombre católico extremadamente conservador, envió al joven a una escuela religiosa instalada en un monasterio del sur más católico de Países Bajos. Pero los maestros expulsaron pronto al joven por considerarle una “mala influencia” para el resto de los estudiantes, y el chico tuvo que cambiar de colegio varias veces, siempre entre sotanas.

El joven Nooteboom pasaba las horas leyendo y en 1951, entre fuertes tensiones con su padrastro, se marchó a vivir solo en Hilversum (Holanda septentrional) con tan solo diecisiete años. Sobrevivió trabajando como empleado para un banco, dedicó un tiempo a trabajar como periodista literario y se dedicó a recorrer Europa en autostop.

Junto a un amigo llegó hasta París, y después hasta Cannes, donde se gastó todos sus ahorros antes de regresar a su Holanda natal para escribir su gran debut, «Felipe y los Otros» (1954), una novela poética inspirada en aquella experiencia, galardonada con el Premio Ana Frank en 1957.

Siguieron los poemarios «Los muertos buscan una casa» (1956) y «Poemas fríos» (1959), luego la novela «El caballero ha muerto» (1963), una historia sobre una identidad perdida y un conflicto del escritor con la literatura, y más lírica: «Poemas cerrados» (1964), «El poema negro» (1968) y «Presente ausente» (1970).

En 1980, «Rituale»‘, galardonado con los premios Bordewijk y Pegasus, acaba sacando del baúl su esencia poética. Este libro, historia de un vagabundo suicida y fracasado que deambula por Ámsterdam, se considera una de las mejores novelas holandeses de la década y fue trasladado a la gran pantalla.

“No puedo imaginarme mi vida sin el griego y el latín; hoy sería otra persona”, rememora el escritor sobre los idiomas que aprendió entre varias paredes monásticas, desde los franciscanos, hasta los agustinos.

No menos movida fue su vida sentimental: se casó en 1957 con Fanny Lichtveld en Nueva York, pero el matrimonio llegó a su fin en 1964. Un año más tarde se volvió a casar, esta vez con la cantante y actriz holandesa Liesbeth List, con la que estuvo hasta 1979, año en el que Nooteboom comenzó su relación con la fotógrafa Simone Sassen, su actual pareja, con la que comparte sus viajes y que ilustra sus libros con imágenes.

Desde la década de los ochenta, la fama de Cees creció a un ritmo vertiginoso: publicó poemas, novelas, libros sobre viajes y arte; fue profesor en 1987 en la Universidad de California, en Berkeley, y en 1989 vivió un año a Berlín, ciudad en la que hoy tiene su segunda casa.

En 1991, Cees vio cómo su novela “La historia siguiente” se convirtió en un bestseller en Alemania y después en el resto de Europa, elogiado desde entonces por los críticos por sus opiniones filosóficas sobre la historia europea, marcada por los efectos y el horror de la Segunda Guerra Mundial.

El ensayista recibió en las últimas décadas condecoraciones en Países Bajos, pero también importantes premios en Francia, Alemania, Chile y en España, que le ha otorgado este viernes el Premio Formentor las Letras 2020 para completar el reconocimiento a la carrera de un escritor que sigue escribiendo sus reflexiones desde los jardines de su casa menorquina. EFE

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